"𝒩𝑜𝓈 𝓋𝑒𝓂𝑜𝓈 𝑒𝓃 𝓁𝒶 𝑜𝓉𝓇𝒶 𝓋𝒾𝒹𝒶 𝒶𝓂𝑜𝓇" fue lo único que pudo leer Carlisle Cullen ya que el resto del papel estaba manchado de sangre. Aún lado de la nota está el cuerpo sin vida del amor de su vida.
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|CAPITULO 6|
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-Soy Carlisle Cullen es un placer conocerla- Daia asintió con la cabeza hipnotizada por los ojos dorados del vampiro.
-Daia Lombardi- Carlisle abrió los ojos sorprendidos al escuchar el apellido de su compañera.
Sin duda alguna esto sería un problema, el señor Lombardi tenía problemas con los Reyes Volturis y es que a pensar de ser un simple humano este estaba envuelto en el mundo sobrenatural. Tenía un trato con Los Reyes Volturis por saber la existencia de los Vampiros y si no lo cumplía pronto este no volvería a ver la luz del sol.
-¿Su padre es Enzo Lombardi?- pregunto Carlsile con un poco de esperanza que no estuviera relacionada con el.
-Si- respondió dudosa la pelinegra.
Deene y Jasper caminaban por los pasillos del instituto hacia él estacionamiento.
-No deberías prestarle atención- murmuro Jasper al sentir como las emociones de la pelinegra comenzaban a decaer por los comentarios hacia ella en los pasillos.
-Todos me han juzgado sin saber realmente lo qué pasó-murmuro la pelinegra sin levantar la mirada del suelo.
-Tu sabes lo que ocurrió- el rubio tomó la mano de Deene la cual levantó la mirada para encontrarse con los ojos dorados de Jasper- solo eso debe importar- la pelinegra sonrió levemente y asintió con la cabeza.
Cuando llegaron al estacionamiento la pelinegra se escapó del agarre de Jasper lo cual lo confundió un poco pero al ver como Deene miraba a Alice avergonzada lo comprendió. Deene se había enterado por los chismes del pasillo que los hijos del doctor Cullen estaban emparejados entre ellos mismos, excepto uno para fortuna de algunas el cual era Edward Cullen. Por las descripciones de la gente logró localizar a la pareja de su compañero de historia.
-Tu debes de ser Deene- le dice Alice conteniendo la emoción de quererla abrazar- soy Alice- por esta ocasión la pixie se conformó con extenderle la mano.
-Es un gusto- murmuro respondiendo el saludo a pesar de sentirse intimidada y avergonzada no solo por la mirada de los Cullen, si no también por la de todo el instituto.
