Uchiha Itachi será nombrado el nuevo Hokage después de haber analizado las causas del por qué llevó a cabo la masacre del clan Uchiha.
El mundo entero sabe todo acerca de su pasado, y a pesar de ello, en Konoha lo consideran un candidato perfecto pa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al amanecer, Itachi encontró el cuerpo de Sasuke pegado al suyo. Sus manos blancas y delgadas reposaban cerca de sus pectorales y la cabeza sobre su brazo comprendía una fuerza que impedía colocar más distancia entre ellos.
Sonrió levemente, era una realidad demasiado hermosa. Su amor aún era correspondido y por ello no iba a dejar que se perdiera.
Al poco tiempo, los ojos negros del muchacho más joven comenzaron a abrirse mediante muchos parpadeos. Era casi evidente que su vista había tenido una recaída, pues el brillo que había recuperado con los días se desvaneció el día anterior en la noche.
—¿Cómo te sientes?— cuestionó el Hokage incorporándose un poco mejor a su lado.
—Casi no veo— Itachi cerró sus ojos por un momento. Luego, se alejó en dirección contraria a la de Sasuke.—. ¿Qué haces?— cuestionó éste al sentir que Itachi se movía.
—Pondré las gotas— respondió con simpleza y con el frasco ya en su mano—. No debiste usar el Sharingan, sabes que tu estado no es el mejor. Debes ser prudente.
—Si no lo hacía las cosas se iban a complicar. Nunca hubiera podido sacar a Takemaru de aquí.
Itachi se entumeció levemente ante la mención de Takemaru. Si bien sabía que nada malo ocurriría en su matrimonio, el asunto aún no estaba totalmente saldado.
Puso un par de gotas en cada ojo de su pareja, y después, antes de que el sol sacara con más fuerza rayos luminosos, colocó las vendas en Sasuke otra vez.
—Itachi— habló suavemente Sasuke. Tal y como solía hacerlo únicamente para él.
El nombrado musitó en su garganta para darle a entender que estaba atento a sus próximas palabras.
—Sobre Takemaru... Todo fue mi culpa— confesó. Itachi negó aquella frase de inmediato—. Lo fue. Yo quería encontrar una manera de captar tu atención; últimamente no lo habías hecho.
Itachi le dejó hablar.
—Casi diario tenías demasiado trabajo. Tus horarios se extendieron, era más común que no llegaras a casa o que lo hicieras pasadas las doce.
»Comenzaba a creer que además del trabajo, estábamos entrando en la monotonía y que ya no buscabas las suficientes excusas para pasar tiempo conmigo. Sé que estás muy ocupado siempre, y que no puedo ser el único que tenga tu tiempo; pero, de verdad me gustaría encontrar un poco más de interés en ti por estar conmigo.