VI

47 3 0
                                    


"Uchiha Itachi y su habilidad de seducción".

Nuestro Hokage favorito tenía demasiados deberes que cumplir día con día, y todos ellos eran finalizados victoriosamente con gran inteligencia y eficacia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nuestro Hokage favorito tenía demasiados deberes que cumplir día con día, y todos ellos eran finalizados victoriosamente con gran inteligencia y eficacia.

Había asistido ya a la reunión entre las naciones ninja y dejado buenos acuerdos para todos, sin cometer malentendidos entre Kages.

Los exámenes Chūnin ya habían comenzado, y con ello salieron de las mejores generaciones por esperar. El nieto del tercer Hokage, Sarutobi Konohamaru, se había convertido en un joven que recordaba a los habitantes de la aldea el rostro y actitud del salvador del mundo. Un rostro tan querido como Uzumaki Naruto.

Pero también nuestro Hokage tenía situaciones tan banales como cualquiera de los humanos en la faz del mundo. Habían ciertas situaciones morfológicas que deseaba atender.

Últimamente las cosas con su pequeño hermano estaban teniendo un curso tranquilo. No peleaban nunca, tampoco habían ocurrido sucesos tan importantes como para mencionarse. Se habían ausentado un poco por la carga de trabajo en ambas partes, pero siempre volvían a lo mismo.

Itachi no quería eso. No quería que cayeran en la monotonía. Deseaba mantener la llama ardiendo dentro de sus corazones y que el amor jamás se acabase en su relación.

Por ello es que, mientras tenía ratos para descansar en su despacho, Uchiha Itachi pensaba en maneras de sorprender a su esposo y darle una nueva etapa en el matrimonio.

Estaba consciente que Sasuke mantenía muy en su interior un agravio contra las jovencitas de la aldea que solían acercarse a él con la intención de cortejarlo. No sabían que él estaba casado, y tanto Sasuke como él creían que su matrimonio debía ser un tema de dominio público; él era muy feliz con su esposo y no iba a cambiarlo por nadie.

Se le hacía entretenido y sentirse muy querido cuando notaba los enojos en su hermano cuando llegaba a casa y traía consigo algunos presentes que las jóvenes le hacían en su día. Le gustaba la faceta dura de roer de Sasuke, que se hiciera el difícil de importunar y que pretendiera que le daba igual lo que las chicas intentaran con su hermano mayor.

Sabía que no era así cuando su rostro estaba más duro de lo normal o que se quedara mirando fijamente en lo que trabajaba, o que no le mirara para nada mientras ambos se movían ágilmente dentro de la cocina al preparar sus comidas.

Le divertía, pero no tanto cuando en las noches o tardes él deseaba tener intimidad con Sasuke y éste se negaba exitosamente al caer dormido rápidamente. No había gran necesidad de hacerlo, pero para Itachi, tener relaciones con su esposo era una manera de recibir y dar el amor pasional que tenía dentro de su corazón; era su manera más abierta de mostrar cuánto amaba a la persona que lo recibía.

La vida de un Hokage UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora