Capítulo 11

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   En el transcurso de la madrugada Andreas me volvió a poseer dos veces más, una más placentera que la otra. Cada vez me hacía prometerle que era suya, se lo prometía con gusto, mi primer hombre y ahora el último. Me removí Perezosamente en la cama, sentía los músculos entumecidos, mire a mi lado y el Dios griego ya no estaba, me incorpore y me tape con la sábana, mi cuerpo estaba sensible. Camine un poco hasta la puerta de la habitación donde me pare. Andreas estaba al teléfono hablando seriamente, hablaba en griego, por lo que no entendí nada. Eran al rededor de las 7 am. Abrí la puerta y el volteo a verme de los pies a la cabeza, su boca se transformó en una sonrisa sensual y colgando si teléfono se acercó a mí, me dio un beso en la frente.

-Como te sientes?- susurró

-Tan bien cómo podría estar.- dije un poco melancólica. - Muero por ir a ver a Nikos.

-Yo también- dijo sonriendo, él ya estaba enfundado en un traje gris de corte impecable y  una camisa blanca y una corbata azul marino - Ve a ducharte y vístete, tenemos cosas que hacer.

-Yo también- dijo sonriendo, él ya estaba enfundado en un traje gris de corte impecable y  una camisa blanca y una corbata azul marino - Ve a ducharte y vístete, tenemos cosas que hacer

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-Esta bien. - di media vuelta y entre de nuevo a la habitación, me percate que en el sofá había una caja y al lado un bolso de bebé junto con pañales, biberones y algo de ropa.

-En Grecia tendrá muchas cosas más, al llegar estará lista su habitación, será contigua a la nuestra, esto es solo lo necesario para el traslado.- dijo Andreas apoyado en el marco de la puerta, mis ojos se empañaron, un sentimiento extraño se alojó en mi pecho- Date prisa Agapi, debemos ir por Nikos. - Asentí y camine al baño.

  No había tiempo para un baño de inmersión en la bañera, así que solo tome una ducha, deje caer la sábana y me mire al espejo, Me sentía extraña, mis senos tenían marcas rojizas, pude notar marcas en mi cintura de sus dedos, sentí arder el rostro al recordar lo que hace unas horas había ocurrido, la entrega fue tal que no me percaté que tenía marcas por doquier. Recogí mi cabello en un moño desordenado y entre a la ducha, deje que el agua tibia relajara mis músculos, mi vagina ardió al contacto con el agua y el gel de baño, Andreas no había tenido piedad conmigo a pesar de ser mi primera vez. Una vez lista salí del baño, me enrolle en una bata blanca y lave mis dientes. Salí a la habitación y tome la caja del sofá, la llevé a la cama y la abrí, dentro había un vestido corte princesa de color crema, la parte de arriba era de encaje, era muy precioso, debajo de este en la caja había un conjunto de bragas y sostén de encaje negro. Andreas tenía un gusto excelente y había acertado la talla. Rápidamente me vestí y me coloque los mismos tacones de la noche anterior, eran negros, combinaban bien con el vestido, peine mi larga cabellera y la ate en una coleta alta. Me maquille lo necesario para evitar que las ojeras se vieran, un poco de base, polvo translúcido, rubor tenue, y máscaras para pestañas. Salí en busca de Andreas, este estaba sentado en una de las sillas del mesón de la cosina, en este había comida, huevos, bacón, tostadas, sumo de naranja, café, frutas y yogourt. El volteo al sentir mi presencia.

 El volteo al sentir mi presencia

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