IV

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LAGGY

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LAGGY

El restaurante era increíble, completamente de cristal, se podía observar todo, por eso era un de mis favoritos.

Antes de que nos atendieran sentí cómo alguien se colocaba detrás de mí. Su aliento me rozó la oreja y me dio un escalofrío.

- Deja te ayudo- me susurró al oído pues estaba por retirarme el abrigo largo color crema que vestía. Al volverme vi a Nicholas junto a mi espalda quien le entregaba mi abrigo al botones

Nicholas para este momento sentía que me penetraba con la mirada, pues se que no estaba vestida de "etiqueta" pero no iba a regresar a casa para cambiarme y después ir a la fiesta, así que portaba con orgullo aquel vestido era de seda oscura y me quedaba corto, por encima de las rodillas.

Me acerqué al espejo gigante que había en una de las paredes y me observé detenidamente. Mis curvas se marcaban con aquel vestido tan caro y tan sexy.

Incluso llevando tacones me sacaba media cabeza. Apenas bajó su mirada hacia la mía.

Nick sonrió por algún motivo inexplicable, y volvió a recorrerme el cuerpo y el rostro con la mirada. Al hacerlo sus ojos brillaron con alguna especie de emoción oscura e indescifrable.

- Tengo una reserva a nombre de William Leister - informó William a la camarera que se encargaba de dar la bienvenida a los nuevos clientes. Su rostro se descompuso por alguna razón inexplicable, y se apresuró a dejarnos pasar al abarrotado y al mismo tiempo tranquilo y acogedor establecimiento.

Nuestra mesa estaba en uno de los mejores lugares, iluminada cálidamente con velas al igual que todo el restaurante. La pared de cristal te ofrecía una panorámica impresionante del océano.

Nos sentamos y, de inmediato, William y Rafaella comenzaron a hablar embelesados y a sonreírse tontamente.

De reojo observe como mi padre, quien se encontraba aún lado de William se encontraba platicando animadamente con los otros dos varones que tenía al rededor. Pues en efecto, tenía a mi costado izquierdo a Nicholas y a mi derecha a Noah.

Noah, estaba totalmente en sus pensamientos así que me dedique a observar, mi especialidad, no pude evitar fijarme en la mirada de asombro e incredulidad que la camarera le dirigió a Nick.

Este parecía no haberse dado cuenta, ya que se puso a girar el minisalero entre sus dedos. Por un instante mis ojos se fijaron en aquellas manos tan bien cuidadas, tan morenas y tan grandes.

Mis ojos fueron subiendo por su brazo hasta llegar a su rostro y después a sus ojos, que me observaban con interés. Contuve la respiración.

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