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NICK

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NICK

La expresión que surgió en su rostro al ver que su vaso había estado vacio supero cualquier
vestigio de enfado o irritación que hubiera estado conteniendo desde que nos habiamos sentado en aquella mesa.

Me sorprendía la facilidad con la que perdía los papeles y también me gustaba saber el efecto que podía causar en ella con unas simples palabras.

Sus mejillas coloreadas se tiñeron de un color rosado cuando se dio cuenta de que había hecho el ridículo. Sus ojos fueron del vaso vacio a mí y luego miraron hacia ambos
lados, como queriendo comprobar que nadie había observado lo estúpida que había sido.

Dejando a un lado la parte cómica, y lo era y mucho, no podía permitir que se comportara de aquella forma conmigo. ¿Y si el vaso hubiera estado lleno? No pensaba permitir que Lagertha pudiera siquiera pensar en tirarme un vaso de agua a la cabeza... ya tenía suficiente con la llegada de Noah, no podía darme el lujo de tener a otra mocosa y tocándome las narices.

Me incliné sobre la mesa con mi mejor de las sonrisas. Sus ojos se abrieron y me observaron con cautela, aquella mirada que me propició me dejó sin habla por algunos segundos, sus ojos siempre fueron expresivos y precisamente en ese momento, destilaban furia.

- No vuelvas a hacerlo- dije con calma.

Ella me miró unos instantes y luego como si nada se giró hacia Noah.

La velada continuó sin ningún otro incidente: Lagertha no volvió a dirigirse hacia mí, ni siquiera me miro, cosa que me molestó y complació al mismo tiempo. Mientras ella contestaba a las preguntas de mi hermanastra y hablaba sin mucho entusiasmo con la madre de la pecosa yo aproveché para observarla.

Era una chica de lo más compleja, había algo en ella que siempre la hacía sobresalir de los demás, incluso si estuviera en un cuarto con más de cincuenta rubias, Lagertha resaltaba sobre todas ellas.

No sabía bien si era su forma de caminar, tan recta y dando pasos como si el suelo no fuera digno de ella, o si es por aquellos cabellos dorados con pequeños destellos cobrizos que adornaban su cabeza, o si era por sus ojos verdes que si los observabas con detenimiento se unían en leves tonalidades con el color miel o si simplemente aquel carácter que me pedía a gritos desafiarla, la hacían resaltar de sobremanera.

Apenas probó más de un bocado de lo que nos habían traído y eso me hizo pensar en lo delgada que parecia embutida en aquel vestido negro. Me había quedado pasmado cuando la había visto entrar al Club, y mi mente había hecho un repaso exhaustivo de sus largas piernas, su cintura y sus pechos prominentes, que estaban bastante bien tenendo en cuenta que no estaba operada como la mayoría de las chicas de California.

Tuve que admitir que era más guapa de lo que me pareció verla el verano pasado, Lagertha había cambiado pero sobre todo había crecido en estos años y fue ese hecho y los pensamientos subidos de tono lo que hizo que mi humor se ensombreciera. No podía distraerme con algo así, y menos si era la hermanita de Ragnar.

RALLY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora