ONCE

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Tengo un problema


A la mañana siguiente, Rodrigo cumplió con su promesa y dejó que Ivan durmiera incluso siendo ya las doce del día, él no podía estar de mejor humor, sentía de alguna forma que todo su cuerpo había liberado una tensión tan inmensa y no dudaba que había sido así, literalmente.

Observó el cuerpo durmiente de su pequeño minino y acarició sus rizos despeinados, sintiendo los brazos de Ivan abrazarlo con más fuerza por la cintura, causándole una suave risita.

Se acercó para besarle esa melena de rulos al menor, cuando escuchó el sonido proveniente de su celular, soltando un gruñido de fastidio. Él se alejó lentamente de los brazos de Ivan y aunque en realidad el gatito luchó por que no fuera así, terminó cediendo, abrazando una de las almohadas como si se tratase del recuerdo de Rodrigo. El mayor tomó el teléfono y observó, el nombre de uno de sus mejores amigos en la pantalla. Sonrió, sí, no había forma de que su bonito día se arruinara.

-¿Uni? -Preguntó, aunque estaba muy seguro de la respuesta.

-Ro, hola. Perdón por estarte llamando recién, desde ese día que hablamos no sé nada de vos y me quedé un poco preocupado, pero todas las obligaciones, vos sabes. -Rodrigo asintió, aun sabiendo que Unicornio no podía verlo.

-Sí, está bien. Igual no es nada preocupante, amigo. ¿Vos cómo estas? -El rubio volvió a la cama, repartiendo caricias por la zona de las orejas felpudas de Ivan, causando que este suelte ligeros ronroneos.

-Bien, por suerte. ¿Sabes algo? Estuve pensando en algo y creo que eres la persona indicada para preguntarle sobre el tema. No es que quiera que me digas que hacer, solo necesito un
consejo, sé que si llamo a Pedro lo más probable es que...

-...Se ría de vos, sí. Entiendo.

Ellos tres eran amigos de hace mucho tiempo, sí, pero sin duda sus personalidades tan diferentes se hacían notar desde una primera charla con cada uno. Unicornio y Pedro serían como las dos caras respectivas de una moneda, algo tan curioso, porque mientras German se comportaba como la típica persona amante de los sentimientos y de la paz, para Pedro el mundo era tan caótico que de no ser por el arte, seguro hubiera terminado siendo uno de esos drogadictos que se mantuviera a base de vivir de casa en casa, entre Rodrigo y Unicornio. Pero aunque ambos sabían que dentro de Pedro existía un corazón de oro, este lo cubría con tantas capas que la metáfora de Shrek no estaba tan alejada de él.

-Bueno, y deme ¿Qué ha pasado?

-Es... Un poco complicado ¿Sabes? He estado, uhm, bueno.... -Ger tartamudeó, sin saber muy bien por dónde empezar, mientras Rodrigo se acomodaba mejor en su cama, dejando que Ivan volviera a la tarea de abrazarlo por la cintura, con una ligera y calmada sonrisa en esos tiernos y gruesos labios. Rodrigo sonrió orgulloso cuando notó que aún se veían algo rojos, quizás por las veces que el pequeño los había mordido la noche anterior. El castaño aclaró su garganta, esperando que Unicornio comprendiera la indirecta y continúe. -Es que últimamente estuve viendo en los periódicos algo sobre un niño, de esos de Neko Corporation ¿Te acordas? -Todo su cuerpo se tensó y de nuevo se encontró estúpidamente asentando con la cabeza, aun sabiendo que Unicornio no lo vería. -Obvio que te acordas, nosotros solíamos hablar mucho de eso hace años. -Rió el castaño, sin imaginarse lo rígido que estaba Rodrigo debido a sus palabras. -El punto es que le pregunté a mi viejo sobre eso y dijo que hay una organización ilegal que está subastando los últimos prototipos de esos niños. Y bueno, que no está bien apoyar a ese tipo de cosas pero, umm. -Rodrigo incluso podía sentir el sonrojo en las mejillas de su mejor amigo en ese momento.

𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍| 𝗥𝗢𝗗𝗥𝗜𝗩𝗔𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora