DIESICIETE

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Rodri... No te amo Ivan?



Durante la noche, Rodrigo se mantuvo junto a Ivan en ese horrible lugar. De algún modo había logrado vestir a su pequeño cuando este estaba ya dormido. Una vez lo logró y lo sentó entre sus piernas, con el cuerpo de Ivan casi hecho un ovillo sobre el suyo, se quedó dormido, pasando la noche entera enroscados en ese mismo rincón.

A la mañana siguiente, el mayor estuvo muy feliz de ver a su pequeño despertar sin un horrible resfriado y él, sin una herida que le fastidiara, él estaba bien. Sacó su celular, marcó el número de Pedro, por el momento no quería hablar con Uni y seguro no lo haría en mucho tiempo.

¿Por qué mierda me llamas cuando todavía no son ni las seis de la mañana, Rodrigo?

—¿Quizá porque estás durmiendo en mi cama? O tal vez ¿Por qué estoy encerrado en un estúpido lugar a punto de morir de hipotermia con una maldita herida abierta? —Pedro terminó de despertarse cuando escuchó los gruñidos de su amigo, quitó el brazo de un dormido Thomas que rodeaba su cintura y se levantó de la cama.

—Sí, son buenas razones. —El ojinegro se estiró, tomó su pantalón y se lo puso— ¿Encontraste a Ivan?

—Por suerte sí, está acá conmigo. —Quizás a Pedro, en otra situación, le sorprendería el cambio en el tono de voz de Rodrigo, de ogro gruñón a idiota enamorado, pero no en ese momento. Escuchó el pequeño gruñido de su castaño en la cama, estirándose y meneando la cola a la par con sus esponjosas orejas rubias y se acercó, cubriéndolo mejor con las frazadas y después de darle un suave beso en la sien, continuó hablando.

— ¿Y está bien? —terminó de vestirse—. Quiero decir, ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? ¿Llevo una ambulancia?

—No, estoy bien. —El cálido tono de Rodrigo le hizo saber que seguramente estaba admirando a su minino mientras dormía, porque era lo más probable, Ivan era un gatito, los gatos no suelen levantarse tan temprano, ¿o Thomas era el único gato vago?— Solo necesito que me ayudes a salir de acá, el lugar por donde entré me raspó la piel y bueno, ya no sangra, Ivan se en cargó de eso, pero no quiero salir con otro igual, así que si podes traer un fierro o algo para ayudarme con los maderos podridos, te lo agradecería.

—Como los viejos tiempos, eh. —Ambos sonrieron, recordando sus boludeces de cuando eran adolescentes— ¿Puedo dejar a Thomas acá o eso cuenta como un "Desalojen mi casa y no se olviden de limpiar"?

—No, por mí no hay problema. Tengo mi auto cerca, solo quiero salir, Pedro. Te dije que tengo planeado llevarme a Ivan a otro lugar, pero, por ahora, mientras más alejado esté de este lugar, mejor. Voy a ir a ver a mi mamá.

—¿Con Ivan? ¿Estás loco?

—¿Una mejor idea que aportar, genio?

—¿Y German?

—Tengo llamadas perdidas de él, no le conteste, creo que ya pudimos comprobar que no puede con la responsabilidad, así que voy a ir con la mujer que sabe mantener a seis hijos, sin contarme, y no perder la cabeza. Seguro le encantará Ivan.

—Tu mamá es increíble.

—Sí, bueno, tiene que pagar por sus años ninfomaníacos. —Ambos soltaron grandes carcajadas, pero Rodrigo se calló cuando sintió a su pequeño removerse en su regazo. Él no tenía problema con bromear de esa forma sobre su madre, ya se lo había dicho a la cara muchísimas veces, y es que tres compromisos diferentes y siete hijos no era algo con lo que cualquier mujer pudiera liar, y encima continuar siendo tan fuerte, paciente y luchadora. Sus seis hermanos menores aún vivían con su madre y vaya que los amaba, pero ir a esa casa era literalmente visitar una guardería, de no ser por dos de ellos que estaban entrando a su etapa de rebeldía: La adolescencia—. Espero que estés en camino, Pedro.

𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍| 𝗥𝗢𝗗𝗥𝗜𝗩𝗔𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora