VEINTIDOS

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niñeros en acción 





—Bueno, creo que podremos hacer esto ¿Listo?

Tomas observó al pequeño Ivan justo frente a él, sosteniendo a uno de los bebés, mientras el otro se encontraba apoyado en su pierna. Los bebés aún gimoteaban, pero milagrosamente ahora estaban calmados, mucho más en comparación con los gritos de antes, y aunque Tomas había mencionado el dejarlos así hasta que llegaran Pedro o Rodrigo, cuando le explicó a Ivan que los pequeños se habían hecho popó en su pañal y eso les molestaba, tuvo que aguantar unos minutos de quejas del minino, diciéndole que si fuera al revés, a ellos no les gustaría tener popó molestándoles el trasero.

Así que al final colmó la paciencia de Tomas y los cambiarían.

Después de ser convencido, Tomas dijo que no tocaría mierda de bebé, sí, esa fueron sus palabras, así que junto a Ivan caminaron hasta la cocina para buscar cosas que les sirvieran y de algún modo evitaran que se ensuciaran. Tomas encontró en uno de los cajones unos guantes de látex nuevos, y le ordenó a Ivan que usara los que ya estaban utilizados y secos al lado del fregadero; también Tomas, en su intento por calmar la peste que sabía saldría apenas abrieran esos pañales, caminó fuera de la casa y tomó un par de ganchos pequeños para colgar ropa, entregándole uno al minino de rizos y ordenándole que se lo pusiera en la nariz. Después de eso y que Tomas se colocara el delantal de cocina de la madre de Rodrigo, ellos ya estaban listos o eso decía el rubio.

Subieron a la habitación de los pequeños y dejaron a Sam en su cuna, mientras tomaron a Pam, y ya que no encontraron una superficie sólida, Tomas abrió una de las puertas y de esta cayó la base recta para planchar la ropa. Perfecto, pensó él, colocando a la pequeña bebé encima, mientras ella se chupaba el puño y los observaba, con sus ojitos llenos de lágrimas secas y su naricita con mocos caídos.

—Bueno, Ivan, esto es simple, le sacamos esto. —Señaló el pañal una vez le alzaron el pequeño vestido rosa con flores de colores—. Y tenemos que limpiarle el trasero, sino ensuciará el nuevo pañal ¿Entiendes? —El otro minino asintió, pasando su mano por su nariz por milésima vez, el gancho le fastidiaba mucho, además de hacerlo respirar dramáticamente por la boca, pero si Tomas lo decía, él lo haría, al final Rodrigo había dejado al rubio a cargo, y Tomas le caía bien.

Una vez sacaron el pañal, la bebé movió sus pequeños pies, en lo que Tomas le entregaba el pañal sucio a Ivan, diciéndole que lo botara en algún tacho de por ahí, y que le alcanzara el papel higiénico gigante que había visto en la cocina, Ivan le preguntó por qué no el del baño, si ese era más suave, pero Tomas solo contestó que, como era más pequeño, tenía miedo de mancharse con la mierda de la bebé, así que mejor prevenir que lamentar.

Durante el proceso de limpiar a la niña, Tomas estuvo obligando a Ivan a ir y venir cada que tiraba el papel sucio, ya que a ninguno se le había ocurrido la idea de una bolsa, hasta que al final le dijo a Ivan que llevara el tacho de basura entero, aunque luego lo hizo devolverlo porque traía el olor de la popó de la bebé, y no es que fuera muy fuerte, pero sus narices estaban más desarrolladas de lo normal, así que para ambos era insoportable, aún con los ganchos tapando sus fosas nasales.


Ivan le hablaba a la pequeña mientras tomas terminaba de ponerle el pañal, y aunque nunca supo si estaba al revés o no, el rubio se sintió orgulloso cuando ya tenía a la pequeña como nueva, con esta estirando su manito, queriendo tocar las rubias orejas en la cabeza del ojiazul.

𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍| 𝗥𝗢𝗗𝗥𝗜𝗩𝗔𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora