Dos días después, el corazón casi explota en mi pecho al escuchar su risa llena de sorpresa.
―No puedo creer que un barco tenga habitaciones así de grandes ―jadeó Gena aún maravillada con nuestra habitación―. Tenemos una cama King, Pierre.
―Lo mejor para la futura señora Vincent.
Y después de tantos años juntos, me sorprendía la facilidad con la que mi futura esposa me robaba la respiración con apenas un sonrojo.
―¿Te he dicho hoy lo hermosa que te ves con ese vestido? ―me acerqué a ella lentamente y la atraje a mí en un apretado abrazo, donde pude meter mis manos por debajo de la falda verde y poder acariciar su trasero― ¿Y lo fácil que sería quitártelo antes de devorarte por entera?
Gena abrió la boca para responderme, antes cerrarla de golpe debido a los apasionados sonidos que provenían de la pared a nuestra izquierda.
―Increíble ―soltó Gena, alejándose de mí―. Casi cinco mil pasajeros, y nos tocan esos dos.
Mi cara se calentó cuando mi prometida comenzó a golpear la pared con entusiasmo.
―¡Hey, ustedes dos! ―gritó ella cuando los ruidos cesaron― ¡No son los únicos en el puto viaje! Nosotros también queremos follar, pero no vamos a gritarlo por los siete mares.
―¡Lo siento! ―gritó Elizabeth luego de que Paul dejara escapar una estruendosa carcajada― Me emociona mucho montarme en barcos.
―¡Ya lo sé! ―escuché decir desde la pared a la derecha― ¡Jamás volveré a prestarles mi barco! ¡Tres de mis tripulantes renunciaron ese día!
―¡Louis, no grites! Vas a despertar a Jake.
Me froté la cara con frustración cuando un llanto se hizo presente.
―Así no era como esperaba comenzar nuestro viaje... Ugh.
Me quedé sin aire cuando fui empujado y pronto me encontré de espaldas sobre la cama y con el sonriente rostro de mi hermosa rubia a pocos centímetros del mío.
―Me encanta cómo comienzan nuestras vacaciones ―murmuró Gena antes de rozar sus labios con los míos―. Y me encanta que convencieras a nuestra familia para que se unieran a esta aventura. Y también me encantas tú, Pierre.
La atraje a mí para tomar su boca en un beso abrasador que borró los sonidos a nuestro alrededor.
Desde el primer beso que había compartido con Gena―en un probador de una tienda de lencería―había descubierto que esta mujer tenía la capacidad de alejar la oscuridad que solía embargarme en muchas ocasiones.
Había crecido sin mucho, paseando de un hogar adoptivo a otro hasta que Joel y Mirna Garces me encontraron y me llevaron con ellos a Estados Unidos cuando tenía dieciséis años, dándome la estabilidad y calidez que ni siquiera llegué a soñar con tener.
Igual la felicidad no me duró mucho cuando fueron asesinados al no pagar a un grupo de extorsionistas, y pronto me volví a encontrar solo, por lo que el único paso lógico que encontré fue enlistarme.
Había sido la decisión más sabia que había tomado porque ahí conocí a Alex, lo que me llevó a trabajar con él cuando formó su agencia y gracias a eso, había dado con Gena y su suculenta boca y sensual cuerpo.
―Lo eres todo para mí, Gen ―susurré contra su boca una vez nos giré hasta quedar sobre ella―. Nunca me faltes, por favor.
Los ojos de mi prometida brillaron con entendimientos y pronto mi cara fue tomada entre sus manos para ser acariciada por sus cálidos dedos, acción que siempre calentaba mi alma.
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Hombres De Manhattan, Un Crucero De Locura
RomanceHan pasado dos años desde que la pandemia llegó, y los amigos finalmente se reúnen para tener una despedida de solteros en altamar a la vez que se presentan problemas sin resolver entre las parejas. ¿Será una buena idea pasar catorce días navegando...