Resumen:
Y, cuando alzó la mirada, su boca se abrió ligeramente. Sus ojos eran como un par de axinitas, generando una descarga eléctrica en todo su ser cuando posó su mirar en él; sonreía con timidez, como lo harían las damas vírgenes y recatadas de la capital.
Advertencia:
Periodo de 1830 a 1840
Miles ex esclavo
Miguel estudiante de derecho~~~~~
Era extraño cómo habían sucedido las cosas; un día estaba centrado en su carrera como abogado y al siguiente se hallaba viendo de más a un chiquillo que venía de Texas y trabajaba para su padre.
Estaba en su último año de derecho en la capital del país, contaba con las mejores calificaciones de su generación y sus maestros tenían buenas opiniones acerca suyo, tenía la vida perfecta, pero no esperaba que el llegar a la casa de sus padres esa navidad daría un giro en su vida.
Había viajado en tren hasta su hogar con maleta en mano, ya anteponiendo cómo sería recibido desde antes de emprender marcha; su madre, por supuesto, lo había recibido con un gran abrazo, preguntándole sobre sus estudios de derecho en la capital de su país, tan cálida como el lugar donde había nacido.
Su padre le veía con su frente arrugada, no era algo de sorprenderle, aún después de cuatro años, seguía molesto por su rechazo a seguir con el legado familiar, queriendo buscar algo que le hiciera feliz; sin embargo, eso no significaba que guardara rencor alguno contra él y el abrazo que le dio junto con ese apretón en su hombro, era clara respuesta de ello.
— Vamos a desayunar, debes tener hambre, mijo — Asintió a las palabras de su madre, siguiendo a sus padres al interior de la finca, pasando por los campos de viñedo que eran propiedad de su familia.
— ¿Quiénes son ellos? — Se atrevió a preguntar al ver a tantos afrodescendientes trabajando en las tierras de su padre, los vio con mayor detenimiento hasta que alguien golpeó su espalda.
— ¡Mis disculpas, señor! — Un jovencito se inclinó repetidas veces en señal de disculpa, en sus manos llevaba una cubeta con accesorios de limpieza, era delgado pero podía notar que era uno de los recién llegados por el uniforme que los trabajadores de viñedos portaban en la finca, aunque no podía verle el rostro porque tenía la cabeza gacha — Lamento mi torpeza.
— Levanta la cabeza, sólo fue un accidente — Expresó con tranquilidad, aunque estaba en una pequeña medida molesto por el golpe, aquello era un accidente y había aprendido a controlar su temperamento durante su formación universitaria. Además, sus padres no había criado a un mocoso que se atrevía a golpear a sus trabajadores por cosas tan minúsculas.
— ¡S-si, señor! — Y, cuando alzó la mirada, su boca se abrió ligeramente.
Sus ojos eran como un par de axinitas, generando una descarga eléctrica en todo su ser cuando posó su mirar en él; sonreía con timidez, como lo harían las damas vírgenes y recatadas de la capital.
Era bonito, demasiado bonito.
Y se sentía tan asqueado de pensar que otro hombre era bonito, porque eso no era normal, los hombres no debían pensar en otro hombre como alguien bonito sino de una mujer; pero él nunca vio la belleza en una mujer como lo veía en ese jovencito.
— Sigue con tus labores — Ordenó luego de un par de minutos en silencio, volvió a ver a sus padres quienes siquiera prestaron atención a lo que sucedía en él, tal vez celebrando que su hijo había madurado lo suficiente como para ser un hombre respetuoso con los trabajadores sin importar su raza.
— Gracias, señor.
Siguió su camino con sus padres para desayunar y, mientras su padre leía el periódico y la radio sonaba hablando sobre política; su madre le contó sobre los nuevos trabajadores.
Miles (como le había dicho su madre que se llamaba ese jovencito con el que había tropezado) había llegado con sus padres y tío, buscando un lugar donde quedarse y trabajar luego de su largo viaje por el Río Bravo. Su padre había aceptado a estos para trabajar junto con varias personas más que llegaron junto con ellos, siguiendo el lema que su país daba sobre aceptar a quienes quisieran entrar a México; así fue como empezaron a trabajar desde hace nueve meses a los viñedos de la familia y su padre estaba satisfecho con el trabajo que realizaban (había puntualizado, mientras le daba un sorbo a su chocolate, que aprendían rápido el oficio y lo hacían casi tan bien como sus trabajadores más experimentados).
Luego del desayuno, guardó sus pertenencias en su cuarto y decidió salir a dar un paseo por el pueblo. Mientras pasaba por los establos para tomar a su yegua, vió al jovencito llamado Miles peinando el crin de una de las yeguas.
No debió sentir su piel erizarse cuando esté lo vio y le sonrió mientras inclinaba su cabeza en señal de respeto, pero lo hizo.
— Buenos días, señor, ¿necesita que le ayude a preparar a alguno de los caballos?
— En lo más mínimo, lo haré yo mismo — Respondió, preparando a su amada yegua blanca con manchas marrones, un regalo de su padre cuando tenía doce años y que había atesorado como su posesión más valiosa en vida; la yegua relincho cuando pasó sus dedos por su hocico y resopló en un gesto de reconocimiento. Sonrió, era tan orgullosa como cuando sólo era una pequeña yegua de un par de meses — Vamos, chiquita, no puedes enojarte porque me vaya unos días.
La yegua inclinó su cabeza, tomó aquello como una señal positiva y se subió, tomó las riendas y le dio un par de golpes en el lomo para que se pusiera en marcha. Sin embargo, le fue imposible no volver su vista al jovencito de ojos bonitos quien veía con curiosidad a su yegua (no le parecía anormal aquello, "chiquita" sólo dejaba que él se subiera en ella, siempre fue quisquillosa con los demás).
— Si los señores preguntan por mí, diles que he ido al pueblo.
— Si, señor — El más bajo asintió con su cabeza, sonrió antes de que Lyla empezará a trotar fuera de los establos, le dio un par de palmadas en su cuello de forma afectuosa; aunque siguió dando pequeñas miradas detrás suyo al macho que seguía sus labores, sintiendo sus mejillas cálidas (y no por el clima del lugar) hasta que le perdió de vista.
Definitivamente esta navidad iba a ser muy distinta a las anteriores.
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Flowerfang Week
FanficSerie de capítulos realizados para la Flowerfang Week. Pareja: Miles Morales x Miguel O'Hara Advertencia: Diferencia de edad OOC Ambos personajes son mayores de efad Si el shipp no te gusta, pasa de largo ✨