Capítulo 3

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09 DE MARZO

BS. AS, ARG


JULIETA

Habían pasado unos días desde que con Enzo Díaz nos peleamos, y desde que crucé por primera vez palabras con Enzo Pérez. Ayer había jugado el CARP contra Racing de Córdoba, por la copa Argentina, y habían ganado 3 a 0, un orgullo y además lo había visto con mi papá y con Tute, que no paraba de mirarme cada vez que enfocaban a Enzo Pérez en la banca de suplentes.

El hijo de puta es re lindo, y estoy segura de que él mismo no alcanza a dimensionarlo. Aún así, desde que nos habíamos comenzado a seguir en Instagram, ninguno de los dos había interactuado con el otro, y era ciertamente intrigante.

A pesar de eso, no dejo de pensar en Enzo Díaz y en su actitud nefasta que tuvo el otro día. Me molesta que en el fondo me vuelva completamente fácil con él, porque no puedo decirle que no y en este momento necesito verlo.

Pero por suerte tengo una sesión de fotos con una nueva marca de ropa, así que es la excusa perfecta para distraerme y no pensar en él.

Ya estoy maquillada y hace dos horas que me encuentro esperando en el set. Fueron pocas fotos pero llevaron su tiempo, sobre todo porque me tuvieron que cambiar el vestuario repetidas veces. Al cabo de dos horas, me despido de todos, más que nada de las maquilladoras y les agradezco por su trabajo. Estoy exhausta y necesito urgentemente llegar a casa y acostarme a dormir. Después subiría alguna que otra foto pero primero quería descansar y no hacer nada.

Ni bien cruzo el umbral de la puerta, puedo ver que está atardeciendo, sin embargo, algo más llama mi atención por completo.

Enzo Pérez está apoyado contra su auto, de brazos cruzados, vestido con el equipo deportivo de River, sin despegar los ojos de mí y con una sonrisa ladina que denota alegría.

No entiendo nada. ¿Qué hace acá Enzo? ¿Y cómo sabía que estaba yo?

—No me mires con esa cara— amenaza riendo y me jode—, me haces quedar como un acosador.

Lo parecía.

Le sonrío y no puedo evitar no revisarlo con la mirada, tratando de ocultar todos esos pensamientos que cruzan por mi cabeza y a los cuales no tengo que hacerles caso.

—¿Qué haces acá? —pregunto con una ceja levantada y con la curiosidad carcomiendome la cabeza— Bastante acosador de tu parte...

Lo jodo y rueda los ojos soltando una risita cómplice. Se remoja los labios lentamente y fija su mirada en mi cuerpo, cuando se da cuenta de lo que hace retira sus ojos de mi escote y mira para otro lado. Puedo ver que está algo nervioso, pero no lo puedo culpar, me había puesto una musculosa negra con bastante escote, pero era para una de las fotos que tenía que sacarme. Lo último que me hubiera esperado era ver a Enzo en la entrada.

—Me dijo Tute que estabas acá —confiesa e internamente quiero morirme de la vergüenza porque sabía lo jodón que podía llegar a ser Tute—, ayer me quedé mal por verte así.

Se me estruja el corazón al escucharlo decir aquello. Quiero comerle la boca, basta.

—No necesito que me tengas lástima Enzo —admito segura y esquivo su mirada. Es imposible mirarlo a los ojos por más de dos segundos sin sentir que te está atravesando—, estoy bien, no te hagas drama.

—Que mentirosa que sos —se despega de su auto y se acerca un poco hasta donde estoy yo— ¿Tenes algo que hacer ahora?

Me pongo nerviosa al darme cuenta de a dónde va todo esto.

DESEO | Enzo Díaz, Enzo PérezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora