Capítulo 21: Todo por la familia.

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Hace frío y esta en la oscuridad total.

No puede correr, no puede ver, está cegada otra vez.

Su corazón late frenéticamente y resuena en sus oídos. Hace tanto frío. Hermione se estremece cuando oye un susurro justo encima de su oído. Llora, camina hacia adelante, tratando de acelerar el paso. Pero las voces vienen de todas partes.

Ella extiende la mano, agarra el fino material del aire y siente que sus dedos tocan algo caliente. Algo familiar.

—Hermione— escucha desde algún lugar afuera.

Abre los ojos para despertar, para acudir al llamado de su nombre. Apoya la cara contra el pecho desnudo de Draco. Abrazarlo con fuerza y ​​recuperar el aliento. La pesadilla se había ido...

—Estoy aquí—, susurró en su sien. —Todo está bien.

Hermione percibe el olor a cigarrillo en sus dedos, al que está acostumbrada. Ahora siente que siempre ha sido así. Él le pasa la mano por el pómulo, enjugando la última lágrima. Hermione mira con indiferencia la ventana entreabierta por encima del hombro de Draco y se da cuenta de que ha vuelto a fumar.

A menudo, Granger se despertaba por la noche, se daba la vuelta y miraba a Malfoy, que estaba sentado en el sillón junto a la ventana. Su perfil tenso y sus cejas fruncidas a la altura del puente de la nariz le indicaban que estaba demasiado ocupado para pensar.

Draco tenía muchas cosas en la cabeza que no le contaba. Granger siempre sacaba el tema con delicadeza, intentando entender qué era lo que le preocupaba. Pero Malfoy, con una sonrisa burlona, ​​siempre respondía con una broma.

Ella estaba aterrorizada de pensar que él quisiera hacer algo.

Fue como una premonición.

—Puedo hacer que Steve te prepare la poción para dormir sin sueños.— Draco la abraza aún más fuerte.

—No hace falta.— sonríe ella, besándole la clavícula. —Me siento aletargada después de la poción.

Draco coloca el codo cerca de su cabeza y se cierne sobre ella. El contorno de su rostro apenas es visible en la oscuridad, pero Hermione cree que está sonriendo.

Malfoy le besa el cuello mientras exhala. Como a ella le gusta, para ponerle la piel de gallina y para inmovilizarla con el mero roce de sus labios.

Y la oscuridad juega a su favor, cegando a Granger. Es mucho mejor sentir cada roce de sus manos. Están por todas partes.

Después de que su mundo se había quedado en silencio, después de todo lo que había sucedido, se necesitaban el uno al otro. Cada momento. Draco la veía después del trabajo, y mientras conducían el Bentley, apenas podía contenerse de tocarla, lo que todavía sucedía cuando Granger entraba, cuando se transformaba en sí mismo, cuando la besaba en cada tramo de escaleras. Se reían. Hermione le pateaba y le rogaba que esperara al menos hasta su puerta, pero tan pronto como entraban en el apartamento, Malfoy corría hacia ella. Dentro de ella.

Para el almuerzo, Granger solía ir del Ministerio al banco de Malfoy. Y todo empezaba allí. En su despacho. En el escritorio. En el sofá. Junto a la ventana...

Se devoraban el uno al otro con pasión. Con todas las cosas que hacen los amantes comunes en la vida común.

Malfoy era romántico a su manera. No tenía la ternura que mucha gente espera cuando habla de ello. Draco hacia lo que sabía hacer. Atención, cuidado, interés absoluto en lo que Hermione hacía con su vida.

Ella le contó sobre su infancia, sobre sus parientes. Podían hablar toda la noche y quedarse dormidos por la mañana. Draco, por otro lado, hablaba con mesura y brevedad, a su estilo. Granger escuchó con tristeza sobre la muerte de Narcissa, sobre la locura de Lucius y sobre cómo Draco se había convertido en el hombre que es ahora.

NOMURA - dramione *TRADUCCIÓN*✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora