¿Cuál fue el comienzo...?

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¿Cuál ha sido el comienzo...?

Hace mucho tiempo, cuando la magia apenas comenzaba su andadura, muchos magos eran propensos a la magia oscura y desconocida.

Cada año había más maldiciones, se volvían más diversas y peligrosas.

Hace cientos de años, un peregrino llamado Karagon, cuyo apellido nadie conocía, siguió su camino, escondido bajo la capucha negra de su túnica. Su cabeza estaba llena de malos pensamientos. Los deseos eran negros. Y su poder es ilimitado en magia oscura.

Buscaba a alguien que compartiera el lado prohibido de la magia como él. Buscaba a alguien con quien pudiera unir fuerzas y dominar al igual que ellos.

Karagon no respetaba las leyes del mundo humano. No jugaba con su conciencia, cuando cualquier mortal que cometía un acto terrible estaba obligado a hacerlo. Hacía lo que quería, sin desdeñar matar a magos y muggles, mujeres, niños y ancianos.

Al final de su viaje, conoció a dos hermanos, cuyos nombres eran Astrid y Noin, cuyos apellidos la historia tampoco recuerda. Lo único que la historia recuerda es su unión.

Los magos oscuros continuaron su viaje en busca de nuevos conocimientos, habilidades y magia.

Compartían sus malos pensamientos, se cubrían las espaldas, se batían en duelo, compartían pan y techo.

Todo lo que tenían en común.

Sus acciones empezaron a ser comentadas en los rincones más oscuros. En un susurro. Con admiración entre quienes deseaban el mismo poder.

Con el tiempo, los seguidores de la tríada, como se les llamaba, se hicieron más numerosos. Sus nombres se pronunciaban en las batallas. Con orgullo. Con la esperanza de protegerse durante las peleas.

Pero también hubo quienes los desafiaron audazmente a una batalla, queriendo derribarlos de un pedestal alto. Nadie logró ganar. Los tres peregrinos lucharon espalda con espalda, protegiéndose mutuamente de todos los lados, desatando la magia más oscura y rara.

Un día, Karagon reunió a Astrid y Noin frente a una hoguera, ofreciéndoles encerrar su poder en signos distintivos, a cuya vista otros magos malvados se asustarían con solo mirarlos.

Karagon inventó una magia que era nueva para todos, combinándola a partir de una multitud de conocimientos, convirtiéndola en un ritual. Todo lo que se requería de los tres era sacrificar su carne para rendir tributo al ritual e invocar poderes para sí mismos, perpetuándolos en sus cuerpos.

Se eligieron cuatro elementos.

Agua. Fuego. Aire. Tierra.

—Seras nuestros oídos.— dijo Karagon, mirando a Astrid. —Escucharas todos los pensamientos que la gente esconde. Sabras de antemano si alguien quiere atacarnos, incluso sin recurrir a la legilimancia.

Astrid se inclinó ante Karagon, aceptándolo con honor.

—Y tú serás la fuerza que nos protegerá.— le dijo a Noin.

Y Noin hizo una profunda reverencia, estando de acuerdo con Karagon.

—Y yo nos guiaré, nos guiaré en el camino, tomaré decisiones.

Todos estuvieron de acuerdo.

Y así se creó un equilibrio entre los tres que no debía alterarse. Todo está en igualdad de condiciones, como decía Karagon.

Pero no mencionó que incluso en su grupo él era el vínculo dominante, lo que le otorgaba el poder de la invulnerabilidad. Karagon era inteligente y calculador, pensaba con anticipación.

NOMURA - dramione *TRADUCCIÓN*✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora