La otra cara de Genshin Impact

✧ ; 9 - Pensamientos impuros

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—Soy un poco intenso con los sentimientos y... desapareciste muy de repente. Ahora sé que si pasa eso es que Aether está en peligro y bueno, al menos no pensaré que te has asustado y te has alejado de mí.

Venti se acurrucó observándolo con un pequeño puchero y al escuchar que se quedaba su corazón latió con fuerza y sus ojos se llenaron de lágrimas. Quería abrazarlo pero no sabía si podría hacerlo pues su simple presencia le tenía paralizado. Mientras se quitaba las cosas que le iban a estorbar, Venti cerró los ojos y comenzó a cantar la canción que cantó el día que le dio la visión. No tenía su lira en ese momento, pero solo con su voz, al menos, podría hacer algo. El adeptus estaba casi derrotado y sabía que le había dado fuerzas para continuar. Mientras Xiao se quitaba también las botas, aquella melodía que brotaba de los labios del arconte caló en su pecho y su corazón latió con fuerza. Esa canción... Fue lo que le devolvió a la vida aquel día, y lo que le dio una nueva motivación para vivirla. Dejó los zapatos a un lado y giró la cabeza para poder mirar a Venti.

—Xiao, si quieres saber algo más de mí sabes que puedes preguntarme. Yo haré lo mismo— susurró tras terminar y abrió los ojos para mirarlo, aún sin moverse pues no quería incomodar lo más mínimo.

—¿Por qué viniste a mí aquel día? El día que me diste la visión...— Llevaba mucho tiempo preguntándose eso, y ahora además se preguntaba por qué se había fijado en él de otra forma, por qué precisamente tenía que ser él cuando el arconte podría tener algo mucho mejor. —Tampoco logro entender por qué te has enamorado de mí... Cuando podrías tener a quien desearas— suspiró pesadamente y agachó un poco la cabeza. Llevaba tanto tiempo solo, velando por la seguridad de Liyue, que no sabía si sería capaz de acostumbrarse de nuevo a las relaciones sociales.

—Yo también he perdido a mucha gente y sentí tu llanto llamarme... no sé—. Pensó en él aquel día y en lo mal que se sintió al verlo. Quería que el poder de la libertad le guiase en su camino para que pudiera ser feliz de una vez por todas, pero aún seguía atado al karma y eso no podía evitarlo a pesar de ser un arconte. —Yo... no me he enamorado de ti de un día para otro, te he observado a veces y no sé, sentía que cada vez que estaba cerca de ti la vida era y es, un poco mejor... me gustaba verte y tocar para ti, también se te veía feliz y no sé, eso me animaba a cantarte más. —Acarició su mejilla con delicadeza y fue a besar sus labios pero no lo hizo, por el contrario se alejó de él. —Recurría al sexo y al alcohol para olvidarme de todo y de todos, pero cuando venía aquí solo con verte de lejos me bastaba... y...— Se mordió el labio inferior y se tumbó boca arriba. Agradecía ser un arconte pues de lo contrario la resaca iba a matarlo. —Jamás pensé en mostrarme ante ti, no tengo amor propio y pienso que tengo la culpa de todo y que mereces algo mucho mejor. No por ser un arconte soy alguien especial, ni mucho menos, no pienses eso.

El corazón de Xiao se aceleró ante aquellas palabras. Sabía que era sincero, podía sentirlo y jamás le habían hablado de esa manera, lo cual le hacía sentir muy especial. Entonces sintió como se acercaba, pero no se esperaba verle apartarse antes de seguir haciéndolo. Sabía que el arconte solía ser más atrevido, sobre todo cuando ya se habían besado antes. Entonces, ¿Qué había cambiado? Tal vez se sentía realmente mal por todo lo que había pasado antes y eso le hacía mantener las distancias tal vez por miedo al rechazo.

—Durante muchos años, tu canción traída por el viento ha sido lo que me ha mantenido con vida... Soñaba con que llegara el día en que pudiera verte, que pudiera escuchar tu voz directamente de tus labios—. Se acercó a él y se tumbó también en la cama, quedándose de lado para poder verlo. —Tu voz era como una caricia que me daba fuerzas y a la vez me sanaba el espíritu. Quise saber de ti, saber más sobre Barbatos, el misterioso arconte que me cambió la vida. No me importa lo demás, sé que eres especial no porque seas un arconte, sino porque me lo has demostrado incluso antes de que pudiera verte...