O3.

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Los chicos se llaman Tim y Damien, quienes lo miran con recelo desde el otro lado del salón. Él tiene un hijo. Un hijo. No se puede negar la herencia de Damien, incluso con el tono de su piel. La curvatura de su barbilla, la forma de sus ojos. El linaje de Bruce está escrito en su rostro.

—Padre, no veo por qué debemos hospedar a este intruso... —dice él, y ni siquiera está hablando con Bruce, pero escucharlo sigue siendo un gran impacto. No debería ser así, él ya había criado a dos–un–niño. Pero Dick nunca había–y Jason ciertamente nunca había– es casi demasiado.

Tim es casi más impactante. Se presenta como Tim Drake, y sus ojos son agudos y evaluadores. A diferencia de Damien, no ha protestado, sólo observa con una expresión que está en el lado divertido de la impasibilidad.

Un hijo, Bruce lo puede entender. Ciertamente ha tenido suficiente sexo. Y si algún hijo suyo hubiera necesitado un hogar, por supuesto que se lo hubiera dado... Pero hacerse cargo de otro pupilo, entrenar a otro Robin. Después de lo que le había pasado a Jason. Él no puede comprenderlo.

Batman está calmando a Damien, explicándole la situación. Damien parece dividido entre escuchar a su padre y lanzarle miradas venenosas a Bruce.

—¿Café, Amo Bruce? —pregunta Alfred que, en ese momento, parece ser la única cosa estable en el mundo, ofreciendo una bandeja como si fuera cualquier otro día. Alfred apenas había parpadeado cuando entraron en la cueva, Bruce se sentía vagamente mortificado por tener que salir del lado del pasajero del Batimóvil.

—¿Otra muda de ropa, señores? —Fue todo lo que dijo.

—Gracias —dice Bruce ahora, tomando la taza. Está perfectamente preparada. Sonríe con el primer sorbo y ve cómo se relajan unas líneas de tensión casi invisibles alrededor de los ojos de Alfred—. El hecho de que me guste mi café de la misma manera no significa que yo sea él —dice Bruce.

—Soy muy consciente —dice Alfred, relajado e impasible como siempre—. Pero uno encuentra consuelo donde puede.

—Mn. —Bruce toma otro sorbo de café.

—No me conoces. —Tim aparece en el codo de Bruce, y Bruce está renuentemente impresionado. Apenas lo había visto moverse.

—No. —Y luego, cuando Tim sólo lo mira—: Lo siento.

El rostro tranquilo de Tim se quiebra y, por un horrorizado segundo, Bruce teme sinceramente que vaya a llorar. Pero Tim sólo sonríe.

—¡No te disculpes! No es algo que puedas controlar. De hecho, me gustaría sentarme y hablar sobre tu universo. ¿Cuál fue el punto de divergencia? Dick dijo que tu Clark está muerto, pero eso fue algo bastante reciente, y yo he estado aquí por...

Nightwing se acerca por detrás a Tim y envuelve un brazo alrededor de su cabeza, cubriendo su boca.

—Es hora de que los pequeños pajaritos se vayan a la cama. —Bruce queda petrificado con eso. Pequeños pajaritos. Lo había esperado–pero no. Batman realmente los está entrenando. Poniéndolos en riesgo. Poniendo a todos en riesgo. Dios, Damien no puede tener más de doce años.

Tim emite una protesta ahogada y forcejea en el agarre. Nightwing sólo lo aprieta más. Un chico corriente intentaría morderlo o agarrarle la mano. En lugar de eso, Tim agarra el antebrazo de Nightwing con ambas manos, apoya los pies, empuja la cadera hacia atrás y lanza a Nightwing por encima del hombro.

Nightwing se echa a reír y sale rodando con facilidad—. ¡Buen lanzamiento! La próxima vez, intenta girar más la cadera, atacar con el hombro. Aquí, te mostraré...

—Nada de sparring en la mansión —dice Alfred tranquilamente, y ambos se detienen, desilusionados.

—Sí —dice Batman. Tiene a Damien metido firmemente bajo un brazo, completamente inmovilizado—. Nada de sparring en la mansión. —Damien intenta morderlo y Batman lo aparta sin perder el agarre—. ¿Yo crie a semejantes salvajes? —le pregunta a Alfred, ofendido.

EXTRAÑOS FAVORITOS [PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora