«La desesperación infunde valor al cobarde».
Thomas Fuller.Con mi corazón en un puño y mi respiración agitada lo miré a los ojos, desafiándolo. Él sonrió por unos segundos como si el retarlo con la mirada lo emocionara.
-Eres muy valiente o muy tonta, niña. -soltó sin dejar de observarme.
-No seré la primera. Nadie aquí lo será, si bajan sus armas. -advertí. Comencé a apretar mis labios con fuerza mientras intentaba soportar el dolor que me proporcionaba la daga.
-¡Suéltala! -el pelinegro dio un paso hacia a mi.
-Alexander... -murmuré -. No te metas -exigí.
Giré mi vista para ver a Oriel. Mi hermano miraba a padre con furia, los ojos de mi madre estaban aguados.
De improviso el Guerrero se acercó a mí, miró fijamente mi rostro y luego hundió el suyo en mi cuello sin pudor alguno. Me olió, aspiró tan profundo que estaba segura de que mi olor quedaría impregnado en él por días, pude sentir un jadeo e imaginé como cerraba sus ojos extasiado.
«¿Qué le sucede?». pensé, pero aún así no podía alejarme.
-Tienes suerte de que no sea un vampiro -musitó -, Tu olor hace perder el control a cualquiera. Estoy seguro que si un vampiro pura sangre te encuentra, le encantará jugar con tu lindo cuerpecito.
«¿Jugar con mi cuerpo? Y tenía razón, los vampiros pura sangre son cazadores natos y, a algunos les encanta jugar con su comida.
-¿Podrías quitar la daga de mi cuello? -pregunté, achinando mis ojos.
-No -respondió seco -. Hasta que su «majestad» admita que él lo hizo.
-¿Tienes pruebas? -pregunté sin dejar de observarlo.
-Oh, pero claro -hizo una pausa y luego siguió hablando -Kira, Brina. Prines to (Tráiganlo)
No entendía lo que decía pero cuando aquellas dos guerreras acataron lo que parecía ser una orden, lo comprendí.
Daniel, un soldado de la guardia Real, entró por el umbral del gran salón con Kira y Brina sosteniendo sus brazos. Estaba muy mal herido, casi irreconocible pero el escudo que portaba en su armadura de su brazo derecho lo delató. Todos los soldados del reino llevan un escudo el cual los diferencia de los demás reinos y un color lo distingue del rango en el que se encuentran, los soldados de alto rango como Daniel-los que acompañan en las misiones de exploración-portan un color verde al rededor de su escudo.
El Guerrero hizo ademán para que lo arrodillaran a su lado y sin quitar la daga de mi cuello, con su mano libre tomó el cabello de Daniel e hizo sonar su voz ronca habitual:-Diles -exigió.Daniel estaba aterrado, la sangre brotaba con furia de su rostro.
-¡Que les digas! -gritó el guerrero al ver que Daniel no emitía sonido alguno.
ESTÁS LEYENDO
ARLENE
FantasyUn continente, cinco reinos, imponentes leyes y, una sola regla: no acercarse al bosque de los susurros. Arlene, una joven valiente y decidida, se encuentra en el centro de una lucha por el trono y el control del continente. La corona de espinas, sí...