El inicio de los problemas

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Pavitr, más que confundido, parecía alegre. Se preguntaba qué harían de entretenido. Normalmente iban a la cafetería del lugar, pero el chico alto abrió un portal. Pav solo lo siguió. Llegaron a una habitación que se veía desprolija, pero no desordenada. Cayó en cuenta de que se trataba de la habitación del otro. Quiso inmiscuirse en las cosas, pero se retuvo para darle un vistazo general a todo sin tocar nada. Tenía una mueca de emoción permanente en el rostro. Notó que había muchos instrumentos musicales esparcidos por el lugar junto a una gran batería. A eso no pudo evitar acercarse. Recogió una guitarra, que no era la que Hobie siempre traía consigo e hizo vibrar las cuerdas sin ningún tipo de ritmo. Frunció el ceño algo decepcionado.

- Se ve más fácil cuando tú lo haces – se quejó dejándola en su lugar

- ¿Quieres aprender? – sugirió el otro siguiéndolo ferozmente con la mirada

- Si quieres puedo cantar – hizo vibrar la voz, tratando de cantar lo que decía – En eso podría ser bueno -hizo una pausa para arreglarse el pantalón – Ya tengo mucho con las telarañas para aprender a usar otras cuerdas

- Podrías entrar en mi banda, así nos veríamos más – indicó Hobie e inmediatamente pensó que era un mal comentario

- ¡Eso suena interesante! – reaccionó sin entender muy bien la malicia ajena

Para quitarse la sensación de apego que estaba sintiendo hacia Pav, comenzó a tocar una melodía algo áspera sentado en la cama. Lejos de molestarse, el pequeño parecía ir como una polilla hacia la luz. Sin pensarlo se sentó a su lado mientras sentía vibrar la cama. Se dejó caer hacia atrás con ambos brazos para apoyar su cabeza. Pensaba lo genial que sonaba eso, nada parecido a lo que escuchaba en su mundo. Tenía que admitir que, a pesar de su aspecto, el lugar olía muy bien. Tenía una mezcla a perfume amargo y un dulzón aroma que no sabía de donde provenía. Inhalaba tranquilamente para distinguir olores y se perdía con el sonido de la música. De pronto la música se detuvo y el olor amargo estuvo más cerca de su nariz. Abrió lentamente los ojos y se encontró el rostro ajeno cerca del suyo.

- Eso de que todo está en el vientre – empezó Hobie - ¿Lo ensayaste?

- ¡Años! – contestó sin moverse – Bueno, no tanto así, en verdad se dio natural – comenzó a divagar hasta que sintió la electricidad en el inicio de su vientre

Quiso levantarse, pero por algún motivo, el hormigueo se sentía exquisito en ese sector. Hobie pudo notar esa reacción gustosa de su acompañante y con la punta del dedo siguió recorriendo el vientre duro del chico, que era tan honesto y no podía esconder las expresiones que ponía. Había cerrado los ojos, negándose a evitar la sensación. El olor volvió a hacerse más fuerte para Pavitr y en ese momento abrió un poco los ojos. El chico le miraba directamente a los ojos mientras acercaba su rostro al suyo. Pav alcanzó a respirar un poco antes que sus gruesos labios llegaran a la comisura de sus labios. Ninguna idea vino a su cabeza. Entre el cosquilleo constante y esa boca ahogándolo no pudo pensar nada. Se dejó llevar por la sensación y pareció sumirse en aquel beso mojado y presuroso. La mano libre de Hobie comenzó a cosquillear en sus costillas y luego rápidamente en su pierna. En ese momento Pav ya no pudo aguantar la sensación de calor y soltó un ahogado gemido. Pareció avergonzarse de si mismo y se escabulló por el borde la cama con una precisión impactante.

- Me- me tengo que ir, recordé que tengo que hacer algo, ¡Si! Muy importante – se excusó hablando algo ahogado y muy rápido

- Nos vemos pronto, Pav – le sonrió

Cuando el chico se marchó a toda velocidad con el reloj que a duras penas logró pulsar, él se relamió los labios y se dejó caer en la cama, sintiendo el olor ajeno en su cobertor.

¿Y si quiero algo más?/ Pavitr x HobieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora