XVIII

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Todo marchó bien

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Todo marchó bien. Al menos los siguientes cinco días. Pero al sexto...

Bueno, supongo que toda gloria, cuando viene acompañada de farsas, secretos y suciedad, termina por colapsar.

Ese sábado fue una mañana inusualmente agitada. Los bebés lloraron tanto que temía que estuvieran enfermos. Eran como dos cachorros presagiando un tsunami.

Mas tarde, justo antes de que fuera hora de despertarlos de la siesta que tanto trabajo me costó que tomaran, alguien llamó a la puerta. Revisé la mirilla, pero la persona al otro lado se encontraba demasiado cerca y solo pude distinguir la cima de su cabellera grisácea. Preguntándome si era del servicio de entrega por el juguetero que Jin compró en línea, desbloqueé las cerraduras.

Apenas había abierto cuando la persona que llamaba finalmente se volvió y me sonrió amablemente.

—Hola, Nayeon.

Ni pensar en soltar un grito ahogado que pudiera advertir a los vecinos. De inmediato traté de cerrar la puerta, pero el villano de todas mis pesadillas vívidas se me adelantó encajando un mocasín negro brillante en la jamba.

—¿Qué crees haces? Esa no es manera de saludar a tu padre.

—Tú no eres mi padre —lloriqueé respirando con dificultad ante su sonrisa malvada y el esfuerzo por impedirle la entrada o buscar una forma de salir de esto—. ¡Largo!

—No lo creo.

—¿Qué quieres?

—Que abras la puerta y te comportes como una adulta antes de que atraigas la atención de los vecinos.

—Vete o llamo la policía.

Rio. —¿Para decirles qué? En tal caso haré que te arresten. —Hizo un sonido con la lengua y sacudió la cabeza. —Utilizaste una tarjeta de crédito que está a mi nombre para pagar esa factura del hospital. Tres semanas en la unidad de cuidados intensivos neonatales no es barato. Me debes mucho dinero, Nayeon. Estás en serios problemas.

Oh, Dios. Era tan estúpida. Ni siquiera lo pensé. Creí haber roto todos los lazos con ese hombre, pero se me escapó uno de los más importantes.

Renunciando a la presión que aplicaba a la puerta, con pesar, di un paso atrás y le dejé entrar en el apartamento de Jin. Atravesó el umbral pareciendo ridículamente fuera de lugar en su traje costoso. Tras dar una mirada despectiva a la habitación de enfrente, se pasó la mano por la chaqueta como si temiera ensuciarse por solo echar un vistazo y se volvió hacia mí.

—Si no quieres que te envíe un par de meses a la prisión por fraude vas a tener que pagarme. Aunque dudo que con tu mísero sueldo de niñera te alcance, así que...—con sus asquerosos ojos me miró de arriba hacia abajo y de vuelta. —tendremos que llegar a un acuerdo.

Cuando su mirada se posó sobre mis pechos, realmente me estremecí de terror. Pero justo entonces recordé que tenía a dos bebés al otro lado del apartamento que dependían de mí. Yo era toda la seguridad que tenían, así que no iba a permitir que este sujeto me amedrentara. Y si llegado el momento, tuviera que luchar, lucharía.

✔ 𝓞𝓷𝓵𝔂 𝓨𝓸𝓾 ||Libro 3 - KIM SEOKJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora