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Me había sacrificado mucho en los últimos años para ayudar a mis amigos

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Me había sacrificado mucho en los últimos años para ayudar a mis amigos. Había repartido mi propio dinero duramente ganado para sacar a la gente de problemas. Había terminado congelado algunos inviernos por asegurarme que otros tuvieran cobijo. Me había quedado despierto la noche entera con un bebé, así alguien podría echarse un sueñito antes de que yo tuviera que ir a trabajar al amanecer de la mañana siguiente. Pero tuve que admitir, que lo que estaba a punto de hacer, debía entrar en mi top tres de cosas que debí haber pensado dos veces.

Sentado fuera el despacho del juez en el juzgado, tamborileé la punta de mi zapato contra el suelo mientras Joohyun y yo esperábamos a que dijeran nuestros nombres. A mi lado, estornudó y se frotó un área en su hombro. Suele rascarse los brazos todo el tiempo cuando ha recaído. Las drogas habían hecho que ella hiciera todo tipo de cosas raras.

Con la esperanza de que no hubiera empezado eso de nuevo, le lancé una mirada severa mientras ella dejaba caer la mano. Pensé que había sido cuidadoso, manteniendo una estrecha vigilancia. Dijo que había estado limpia durante los últimos seis meses. Pero sabía que no la podía ver todo el tiempo, no cuando trabajaba en dos empleos de tiempo completo y prácticamente solo iba a casa a dormir.

Capturando mi mirada, frunció el ceño. —¿Qué?

Sacudí la cabeza y me alejé. Me aseguró que había dejado las drogas, así que opté por creerle. Pero era mejor que no me joda con ese tema, porque estaba sacrificando mucho -mi vida sexual incluida- para ayudarla a salir.

Mis amigos en Bangtan, el bar donde trabajaba, creían que cada noche me acostaba con cualquiera al alcance. Mientras que eso pudo haber estado bien, no era verdad. Diez de cada diez veces, no tocaba a las chicas que ellos me veían llevar a casa del bar, nada más allá de un abrazo o un beso en la frente, porque estaban borrachas cuando llevé sus lindos culos a casa. Ningún chico digno toma ventaja de una chica borracha.

Ni siquiera podía recordar la última vez que había estado dentro de una mujer, hacía cuánto tiempo o siquiera con quién, así que por supuesto mi mente buscó una imagen que nunca olvidé. Y fue como si yo todavía tuviera dieciséis años, sustentado por la visión de esa vieja bruja. Vi ojos grandes y marrones brillantes, después, cabello caramelo, su sonrisa, el toque de lavanda.

Un suspiro salió de mis pulmones.

Mi Princesa.

Ni siquiera yo sabía por qué mi subcontinente le había dado un apodo tan asquerosamente cursi, pero en ella funcionaba. Aunque pensarla como una ilusión solo me hacía doler el pecho. Si la señora Yeo siguiera viva, buscaría a esa mujer y la maldeciría. Habían pasado trece años. Trece años, y aún quería que Princesa fuera una persona real que pudiera conocer. Trece años de mierda, y todavía pensaba que mi felices para siempre podría hacerse realidad.

Pura mierda.

Deseando que la anciana se estuviera tostando en un pozo de fuego en el infierno, abrí los ojos cuando un pequeño gemido salió del piso entre Joohyun y yo. La sillita comenzó a balancearse cuando despertó el bebé en el interior.

✔ 𝓞𝓷𝓵𝔂 𝓨𝓸𝓾 ||Libro 3 - KIM SEOKJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora