Pasó otra semana. Las cosas entre Jin y yo deberían haberse suavizado y caído en una agradable platónica rutina.
Bueno; debería, podría, habría. Pero no. Claro que no.
Después de que nosotros -o tal vez fue solo él- decidimos que no íbamos a ser algo más que amigos, la tensión sexual se hizo más densa.
Una mañana me aseguré de estar despierta a tiempo para verlo salir de la ducha; más que nada porque nunca se acordaba de llevar la ropa con él para cambiarse. Él, por su parte, se aseguró de dejar caer su toalla y darme un espectáculo, como siempre lo hacía. Cuando me miró en un momento dándome un perfil de lado, mordí mi labio y deslicé la mano bajo la sábana como si fuera a tocarme a mí misma.
Su mirada se prendió en llamas, por no decir que su miembro creció como una orden. Me quedé observándolo mientras arqueaba mi espalda y aspiraba una respiración.
—Nayeon —se atragantó—. Maldita seas, mujer.
Agarrando de nuevo su toalla, se precipitó fuera la habitación. La puerta del baño se estrelló un segundo más tarde y oí la ducha. Me reí, pero luego dejé escapar un pequeño gemido cuando me puse a pensar en lo que estaba haciendo allí, tal vez tocándose y deslizando su cálida mano de arriba abajo en su grueso, húmedo, resbaladizo...
Así que... sí. Seguí adelante y me toqué de verdad. Terminé casi al mismo tiempo que él lo hizo porque con cautela asomó su cabeza en la habitación cuando todavía bajaba de las alturas.
—¿Es de nuevo una zona segura?
—Por favor, entra.
Malhumorado, se dirigió hacia el armario—. Si tan solo hubieras dicho eso antes de que tomara una segunda ducha —Cuando me reí, sacudió la cabeza—. Eso fue bajo.
No podía sentirme culpable, porque se había sentido demasiado bien. — ¿No estás mucho mejor ahora?
—Me sentiría mejor si pudiera haber hecho eso dentro de ti.
—Tal vez algún día.
Su mirada se inundó con tristeza, pero asintió. —Sí. Tal vez.
Esa noche, él estaba más allá de intranquilo cuando llegó a casa del taller. Jugó con los bebés mientras yo terminaba la cena, pero aparecía constantemente en la cocina para chequearme y preguntar si podía ayudar en algo.
—Estás ayudando. Estás viendo a los niños. Ahora vete. Me vas a volver loca con tus pasos e inquietud.
—No estoy inquieto —murmuró entre dientes, pero me dejó con un momento de paz.
No tenía que trabajar en Bangtan, así que estaríamos juntos por el resto de la noche. Esa podría ser la razón de su estado nervioso. Empecé a preocuparme si lo había molestado esta mañana. Tal vez iba a echarme porque no podía soportar la forma en que lo había provocado. Ya había dejado claro que no volvería a tocarme. Mi tentación juguetona quizá dio la impresión de ser no tan bulliciosa para él.
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✔ 𝓞𝓷𝓵𝔂 𝓨𝓸𝓾 ||Libro 3 - KIM SEOKJIN||
Fanfic{Podríamos empezar esta historia con el cliché de la chica mimada que solo se preocupa por las apariencias. Pero la cuestión es, que Im Nayeon quedó embarazada la primavera pasada, alguien le disparó y fue echada del único hogar que conocía. Ahora s...