Prólogo Jin

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Mientras Sung Jae y yo nos agachamos detrás de los contenedores de basura frente a la deteriorada casa, una fuerte brisa estalló sobre nosotros revolviendo un lote de hojas muertas alrededor de mis rodillas y congelando mis brazos.

Hyung —Temblando a mi lado, SungJae se frotó las manos para encontrar calor—. ¿Sentiste eso? Ella debe saber que estamos aquí fuera. Ya debe estar enviándonos algún tipo de hechizo vudú. Volvamos.

—Se llama viento, idiota. —Lo golpeé en la parte de atrás de la cabeza—. Dudo que pueda hacer que el viento sople. Y no nos iremos hasta que terminemos.

—Apuesto a que puede. Es una bruja. Puede hacer lo que sea. Solo mira lo que le hizo a noona.

Mis dientes se apretaron. Lo que le ocurrió a fue exactamente la razón por la que no me movería hasta que completara mi misión. No dejaría este lugar hasta que la bruja pagara por lo que hizo.

Alentados por la nueva ola de rabia que Sung Jae inculcó en mí, apreté el agarre en el ladrillo que sostenía y salí corriendo de detrás de los contenedores. Cúmulos irregulares de hierba marrón muerta desnivelaban el terreno, pero ni siquiera eso impidió mi paso. Corriendo a toda velocidad, alcancé el enorme ventanal de la casa de la anciana Yeo y jalé hacia atrás el brazo.

Ella entendería el mensaje que até en el ladrillo.

"Deja en paz a Bae Joo Hyun."

Y más le valía cumplir. Ella ya ha pasado por mucho.

Joohyun y yo no hemos vivido en la misma casa de acogida por cerca de un año, no desde que llamé a los trabajadores sociales en mi última familia temporal y les dije lo que le ocurría. Pero nos hemos mantenido en contacto, y he estado pendiente de ella. Así que cuando Sung Jae me dijo por qué se hallaba en el hospital, sentí como si le hubiera fallado. Nunca debí dejar que visitara a la vieja. Debí haberla prevenido de alguna forma. Pero lo hecho hecho estaba, y yo tenía que calmarme con venganzas.

Los fragmentos de cristales rotos me dijeron que mi misión fue completada.

—¡Hyung! —La voz de Sung Jae llegó desde los arbustos— Lo hiciste. De verdad lo hiciste.

Vaya. Nunca fui el perfecto niño del coro, pero este era mi primer trabajo de vandalismo. Pensé que me sentiría satisfecho; reivindicado. Pero mi amiga seguía en el hospital con las muñecas vendadas. Y yo era todavía un vago de mala vida que nunca había logrado nada. Esa nefasta y decrépita bruja no dudaría en seguir asustando niños, dándoles falsas lecturas de la fortuna.

Me quedé allí como un completo idiota simplemente mirado las grietas extenderse por las partes del vidrio que seguían intactas. Pero ahora me sentía más enojado que antes porque romper la ventana no logró absolutamente nada.

La luz del pórtico de la anciana se encendió, sacándome de mi estupor. Mientras la antigua puerta de entrada con la pintura desconchada se abría, Sung Jae gritó por mí. La ansiedad se disparó por mis venas en un lío de pánico; necesitaba llegar a él. Protegerlo.

Me tambaleé en su dirección, pero para llegar allí, tenía que pasar por el pórtico delantero donde la bruja salía de la casa, cargando -mierda- un rifle que lucía más grande que ella. ¿Por qué siquiera tenía uno? ¿Esas cosas no estaban prohibidas en este país?

Patiné hasta detenerme tan rápido que las hojas muertas bajo mis pies cedieron, y me deslicé, cayendo con fuerza sobre mi trasero. Me detuve con una mano; clavando mis dedos en la fría tierra fangosa antes de encontrar el agarre suficiente para levantarme.

Mientras me mantenía ocupado sacudiéndome, Madame Yeo también se ocupaba cambiando un cartucho. El distintivo sonido de un arma cargada hizo eco en mis oídos hasta que fue todo lo que oí. Saltando en posición vertical, tropecé antes de recuperar el equilibrio. Si tan solo pudiera llegar a la esquina de la casa, estaba seguro de que podría salir de su punto de vista el tiempo suficiente para encontrar una buena sombra oscura para escapar y ser capaz de evadir a la vieja loca.

✔ 𝓞𝓷𝓵𝔂 𝓨𝓸𝓾 ||Libro 3 - KIM SEOKJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora