─¿Mi esposa? Ella es mi
razón para vivir. La amo
demasiado, y... por ella
soy capaz de hacer cual-
quier cosa─
─¿Mi esposo? Es muy
tierno y cariñoso conmigo,
...
Tras el largo viaje por fin llegaron a la residencia de la cuñada de Mikey.
─¡Hori-chan!─ Una mujer idéntica a Hori, exceptuando por su corte de cabello, la abrazó fuertemente.
─¡¡Nee-san!!─ Hori felizmente abrazó a su hermana de vuelta.
─Hola, Mikasa nee-san─ Mikey saludó a su cuñada mientras se inclinaba.
─¡Ah! ¡Hola Manjiro! ¿Cuánto tiempo?─
Sanzu miró a las gemelas con expresión estupefacta. Luego dirigió su mirada a los hermanos Haitani y les susurró tal cual vieja chismosa.
─¿Es su gemela? Se parece mucho a Hori-chan─ Preguntó Sanzu.
─Espera, un segundo─ Comenzó a rebuscar en su bolsillo, segundos después sacó su puño cerrado y se lo depositó en las manos. ─Toma se te cayó el cerebro. ¡Obviamente son gemelas! ¿Acaso eres tonto?─ Dijo Rindou, irritado.
─¡Nee-san, esos son los compañeros de trabajo de Manjiro y mis amigos!─ Mitsuri miró a los cinco machos que solo permanecían en silencio.
─¡Hola, me presento personalmente, soy Mitsuri!─
─Hola, mi nombre es Kakucho─ Hizo una pequeña reverencia. ─Este es Kokonoi Hajime, el de pelo rosa es Sanzu Haruchiyo y esos dos son Ran y Rindou─ Dijo presentándolos mientras los cuatro imitaban su acción.
─Nee-san, ¿dónde está mi cuñado?─
─Oh, está en el pueblo, ¡volverá pronto! ahora entremos─
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Todos estaban ahora sentados en el tatami, en espera de Mikasa y Hori que estaban en la cocina haciendo un poco de té y dulces. Todos estaban en un silencio incómodo. No se escuchaba ni un solo ruido, hasta que se escuchó abrirse la puerta principal.
─¿Oh? No sabía que teníamos invitados─ Dijo un hombre de ojos verdes.
Manjiro se levanto y caminó hacia el hombre. ─Hola, Eren─
─Manjiro─
Se miraron y hablaron telepáticamente a través de sus miradas.
"¿Cómo están tú y Hori?"
"Estamos bien como siempre. ¿Qué tal tú y Mikasa?"
"Bien también"
Los otros cinco machos en la habitación los miraban confundidos, preguntándose por qué tienen un concurso de miradas.
Entonces, Mikasa y Hori regresaron con té y dulces para todos. Pusieron las bandejas sobre la mesa y se dispusieron a saludar al hombre que había llegado.
─¡Ah! ¡EEEERRREEEEENNNN!─ Exclamó Hori lanzándose a saludarlo con un pequeño abrazo. ─¿Qué vuelta asere?─
─Bien─ Ni siquiera se inmutó.
─Bienvenido a casa, Eren─ Lo saludó su esposa.
─Estoy en casa─ Dijo Eren mientras se sentaba al lado de Sanzu, haciendo que el pelirosa sudara nervioso mientras los hermanos Haitani contenían la risa.
Mikey se sentó otra vez, al lado de Kakucho. Mientras tanto las hermanas se sentaron una al lado de la otra e iniciaron una conversación mientras los varones suspiraban aliviados.
Por fin... no más silencio incómodo.
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