ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ ⸻ ｔａｅｇｉ

ᵗʳᵉˢ

El estacionamiento de los Riot Bears[1] estaba lleno cuando llegó Taehyung. Al igual que el Howling Wolf, el local estaba dirigido a un tipo de público rudo. Cuando apagó el motor, sintió que Yoongi desmontaba. Se dio la vuelta y vio la preocupación en el rostro del Omega.

— No te preocupes, Omega. No dejaré que nadie se te acerque — dijo Taehyung no entendió la racha posesiva que recorrió su columna.

Imágenes corrieron por su mente, cada una más erótica que la siguiente. Podría corromper a un dulce Omega como Yoongi, enseñarle muchas cosas en el dormitorio. Taehyung puso una cerradura en su lobo. No. No podría hacerle eso a un tipo como Yoongi.

Eran exactamente opuestos. Yoongi parecía el tipo de hombre que buscaba una relación. Taehyung solo tenía aventuras de una noche. Esta noche, le mostraría a Yoongi un buen momento. Eso era todo. Antes de que las cosas se calentaran entre ellos, se retiraría.

— Ahí estas de nuevo, — dijo Yoongi, entregándole a Taehyung el casco de repuesto — mirándome como si quisieras comerme —.

Oh, Taehyung quería hacerle muchas cosas a este pequeño y sexy Omega. Quería dejar sus marcas por todo el esbelto cuerpo de Yoongi, imprimiendo su olor por todas partes. Al día siguiente, todos los cambia formas y habitantes paranormales de la ciudad sabrían que Yoongi era intocable, y era suyo.

Mierda. Este tipo de pensamiento no serviría.

— ¿Taehyung? ¿Estás bien? — Preguntó Yoongi.

— Sip. Perdí el hilo de mis pensamientos por un segundo. Vamos — Taehyung agarró a Yoongi por los brazos y lo llevó al interior del Riot Bears. Yoongi le agarró los dedos. El gesto se sintió íntimo de alguna manera, pero Taehyung no lo soltó. A pesar de que el lugar estaba lleno, les encontró una mesa.

— Ha pasado un tiempo desde que visitaste a tu antiguo tío, Taehyung — comentó Sean.

El hombre oso pardo, con cicatrices y pelo salpimentado de canas, que estaba construido como una pared de ladrillos, era el dueño del bar. Coincidentemente, Sean también era el mejor amigo de su padre. Taehyung y sus hermanos le debían mucho a Sean. Inmediatamente después de la muerte de su padre, se perdieron. Con la ayuda de Sean, volvieron a ponerse de pie.

— He estado ocupado — murmuró — Bien, este es Yoongi. Es nuevo en la ciudad —.

Sean enarcó una ceja y extendió una mano. Yoongi parecía preocupado. Taehyung no podía culpar al Omega. Sean parecía el tipo de hombre acostumbrado a la violencia y la intimidación. El viejo hombre oso era duro, pero era un tipo decente y una de las pocas personas en la ciudad que Taehyung y sus hermanos respetaban.

Yoongi estrechó la mano de Sean un segundo después.

— Encantado de conocerlo, señor —.

El "señor" sacó una risita de Sean.