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Yoongi se fue a casa al día siguiente de buen humor. Demonios, no se había sentido tan fantástico desde que se mudó a la ciudad. Después de intercambiar números de teléfono y direcciones, Taehyung y él prometieron encontrarse esa noche. Regresó a su apartamento, listo para conquistar su día. El humor de Yoongi se hizo añicos cuando notó que la puerta de su casa estaba entreabierta.
El instinto le dijo que comprobara si el intruso seguía dentro. Estúpida idea si su enemigo resultara ser un cambia formas que fácilmente podría dominarlo. Ver las marcas de garras cerca del pomo, detuvo los latidos de su corazón por un segundo. Definitivamente era una advertencia, y tenía la sensación de que sabía quién la había dejado.
No hace mucho se habría sentido amenazado. Incluso podría haber decidido decir "al diablo" y correr hacia las colinas. Yoongi no tenía mucho con él. Podía apoderarse de las pequeñas posesiones que tenía, su cuenta bancaria, y salir de la ciudad, excepto que ya no podía hacer eso. Yoongi tenía a Taehyung ahora. Ya no estaba solo ni era un objetivo en movimiento que no podía defenderse.
Sacudido, pero resuelto, tomó su teléfono y marcó el número de Taehyung.
— ¿Ya me extrañas, bebé? — El sonido de la voz familiar de Taehyung lo tranquilizó.
Yoongi respiró temblorosamente, esperando que su voz saliera menos preocupada. Sus palabras salieron de forma confusa.
— Taehyung, no estoy seguro de si debería llamar, pero te necesito. Alguien irrumpió en mi apartamento —.
Hubo un silencio momentáneo en el otro extremo seguido de una maldición. Taehyung no hizo ninguna pregunta, no le dijo que Yoongi no tenía derecho a llamarlo sobre la marcha.
— Voy en camino. No entres todavía. Prométemelo, Yoongi —.
— Lo prometo —.
Después de terminar la llamada, Yoongi se quedó en el pasillo antes de finalmente decidir que era más seguro quedarse en el descansillo del primer piso. De esa forma, Taehyung lo vería de inmediato. Mordiéndose el labio inferior y sintiéndose tonto por demorarse junto a su apartamento, se dirigió hacia abajo. Nadie se le acercó y no vio a nadie sospechoso merodeando.
Si Seojoon había contratado a alguien o había hecho los arañazos él mismo, hacía mucho que se había ido. Escuchar el familiar rugido del motor de la motocicleta de Taehyung fuera del edificio le quitó el peso del pecho. Taehyung entró, luciendo enojado como el infierno. Él se puso rígido. Taehyung lo vio y dejó escapar un suspiro. Con un par de pasos, Taehyung lo alcanzó y automáticamente lo abrazó con fuerza.
Con los poderosos brazos de Taehyung alrededor de su cuerpo más pequeño, Yoongi se sintió invencible, como si el pasado ya no pudiera tocarlo.
Yoongi tardó un segundo en darse cuenta de que Taehyung no estaba enojado con él, sino con el tipo que irrumpió en su lugar. Taehyung tomó sus labios entonces, el beso fue lento y tranquilizador, como si el lobo dominante supiera que necesitaba ser consolado.
