Capítulo 12
Lucas
Mis ojos siguen a Heather hasta que desaparece de las escaleras, expulso el aire que me queda en los pulmones y me desplomo en el sofá. Estoy tan excitado, que tengo la polla a punto de reventar, mi mirada observa el bulto debajo de mis pantalones y que me ha provocado Heather con un simple beso y me cuesta creerlo. Me arrepiento de haber abierto la boca y romper la magia que se creó entre nosotros, una magia que jamás pensé que podría existir y ella cree que me estoy burlando. ¿Es que acaso no sintió mi dureza en su cuerpo? No doy crédito a lo que acaba de suceder. Sí, desde hace días soy consciente de mi atracción hacia Heather, lo que no sabía es hasta qué punto y lo de hace un instante me ha dejado descolocado. Además, por muy ofendida que ella quiso parecer, estaba tan excitada como yo o incluso más.
Nuestra relación de por sí ya es bastante incomoda y después de este beso, será insoportable, al menos por su parte, que estoy seguro se negará a tener cualquier encuentro conmigo. Yo, desde luego, estaría más que encantado de repetir o incluso ir más allá. Ahora se me antoja mucho más descubrir cómo seriamos Heather y yo en la cama. Quizás me estoy metiendo en aguas peligrosas, Heather es la hermana de uno de mis mejores amigos, no es ninguna mujer desconocida que me tiro una noche cualquiera y después olvido. Finalmente me levanto del sofá. No puedo seguir dándole vueltas a un asunto que lo más probable es que jamás suceda. Aunque Heather haya temblado y excitado entre mis brazos, es muy difícil que dé su brazo a torcer.
Lentamente observo como el débil sol penetra en mi habitación. La noche anterior me dejé las cortinas abiertas. Regresar arriba y saber que Heather estaba a solo unos pasos de mí, me enloqueció. Estuve tentado de llamar a su puerta, aun a sabiendas de que me la cerraría en las narices. Al menos tengo a mi favor que a Heather le quedan pocos días en el hotel. Una vez que se marche y no volvamos a vernos, olvidaré esta extraña atracción. Por desgracia, ahora tengo que lidiar con ella, ignorar que me la puso dura hace menos de un día y engañar a mi mente sobre que me atrae. Echo fuera un suspiro y me levanto de la cama.
Mi yo de trece años se burlaría de mi ante semejante situación. Lucas Mcaltair con una erección por un beso de Heather Jones. Suelto una carcajada carente de humor. Quiero encontrar la parte divertida de todo esto, el caso es que no la hay. Estos tres días serán un infierno, sobre todo porque deseo a Heather y ella no me dejará acercarme. ¿Cuándo llegue a esta situación? En el primer momento en que vi a Heather reconocí lo hermosa que estaba y también me quedé embelesado mirándola mientras subía las escaleras y ya está, todavía continuaba empeñando en acercarme a ella, solo por hacer las paces, en un principio en mi propósito no hubo pensamientos lascivos. Me repetía que se trataba de Heather, la mocosa despeinada y con la boca sucia de chocolate.
Me tomo mi tiempo para pensar, llegando a la conclusión de que todo empezó el día del apagón, cuando tomé su mano al percibir el miedo en su respiración, en ese instante dejé de verla como una niña y el estar a sus cuidado, eso fue la gota que colmó el vaso. Con atracción o sin ella, debo salir de esta habitación. Si sigo haciéndome preguntas o buscando una explicación, terminaré por volverme loco.
Veinte minutos más tarde entro en la cocina, Heather no está y lo agradezco. Un movimiento a través del cristal de la ventana llama mi atención. Una cabellera negra asoma por detrás de un árbol y lanza una bola de nieve, no veo a su objetivo y como no me imagino a Stella haciendo algo así, supongo que es Heather. Me sirvo una taza de café y continuo observando a Valerie lanzar más bolas. Medito unos segundos mientras me tomo el café, sobre si unirme al juego que se lleva a cabo afuera o me mantengo alejado de Heather. La primera opción resulta demasiado tentadora. Quiero ver su cara esta mañana, sus mejillas que seguramente se teñirán de granate al recordar lo que sucedió la noche pasada o cuando finja que me odia después de haber temblado entre mis brazos. No, no me perdería esto por nada del mundo.
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̶U̶n̶a̶ ̶b̶o̶d̶a̶ y un billete de avión
RomanceHeather tiene todo lo que una mujer puede desear y para cerrar con broche de oro, está a punto de casarse. ¿Qué puede salir mal? -¿Me quieres? -Pregunto y suelto una risa histérica- ¿Crees que lo que acabas de hacer, lo haría alguien que me quiere...