̶U̶n̶a̶ ̶b̶o̶d̶a̶ y un billete de avión

Capítulo 9 - Heather

Capítulo 9

Heather

Dejándome llevar por un arrebato, terminé bailando con Lucas. Al dar el primer paso hacia la pista, sentí que estaba cometiendo un error. Estamos hablando de Lucas, la persona a la que odio y la que últimamente me está atrayendo de una manera extraña. Estar entre sus brazos, sentir su mano sujetar la mía, no ayudó en absoluto. Me sentí presa durante los dos minutos que estuvimos bailando y para colmo, lo puse en sobre aviso de que mi habitación está justo al lado de la suya. No temo porque vaya a presentarme en su puerta a media noche, eso jamás sucederá.

Me acerco a la mesa, necesito una bebida fría. A pesar de ya no estar entre sus brazos, todavía siento su mano aferrar la mía y la otra sobre mi cintura. ¿Cuándo he empezado a sentirme así ante la presencia de Lucas? Recuerdo que hasta hace unos días detestaba estar en el mismo lugar que él, ahora también, pero por un motivo muy diferente. Ha dado inicio otra canción y por el rabillo del ojo veo a Lucas en la pista. Está de espalda y no logro ver a su acompañante, debe tratarse de una mujer bastante baja de estatura, hasta que se da la vuelta y me sorprendo al ver una cabellera negra que se mece de un lado a otro siguiendo los movimientos de Lucas. Valerie tiene una sonrisa de oreja a oreja.

Justo cuando veo estas acciones, es que quiero darle un voto de confianza a Lucas. Cuando está con Valerie parece otra persona totalmente distinta, es amable, divertido y comprensivo. Luego entro yo en escena y se convierte en un ser malvado, que solo vive para amargarme la vida y molestarme con sus comentarios fuera de lugar. Mis ojos regresan otra vez a la pareja, ya no están. La canción habrá terminado mientras yo estuve absortas en mis pensamientos.

—¿Has preparado tu algo de todo esto? —pregunta Lucas detrás de mí.

Cierro los ojos unos segundos antes de enfrentarlo.

—Sí, he ayudado a Abigail.

Suelta un suspiro.

—Siendo así, me tendré que conformar con el pan. Lo habéis encargado a la panadería. ¿No?

Dejo el vaso encima de la mesa.

Contengo las enormes ganas que tengo de estrellar mi puño contra su rostro. Es insoportable, esta sensación de odio y atracción que estoy profesando por Lucas, está terminando con mis nervios. Muy a mi pesar, la mejor opción es decidirme por la primera e intentar ignorar la segunda. Por muy guapo que sea, no tiene ningún otro atractivo que su físico. Si le quito el brillo de sus ojos, la sonrisa arrebatadora, los enormes músculos y ese pelo que reluce debajo de esa tenue luz del sótano. Entonces, solo me queda el Lucas despreciable que odio. Decido darme la vuelta e ignorar su comentario, esta vez no se saldrá con la suya, no logrará sacarme de mis casillas.

Creí que podría disfrutar de esta fiesta, que no tendría que soportar las estupideces de Lucas, pensé que entre él y yo había ocurrido algo especial la noche pasada. Me trastocó tanto sentir su mano sujetar la mía, que recordara mi miedo a la oscuridad. En ese instante borré todo lo sucedido entre nosotros y alimenté la esperanza de que había cambiado, que sus pullas hacia a mí quedarían atrás. Que equivocada estaba. Esta mañana bajé al sótano, dispuesta a ofrecerle mi mejor sonrisa, intentar ser más amigable con él. Mis labios a punto de extenderse, se volvieron una línea recta al escuchar su pregunta. Las ilusiones que albergaba en mi corazón se hicieron añicos.

Valerie se planta frente a mí y me saca de mis pensamientos.

—Heather, Abigail me ha dicho que mañana me dejará hacer mis galletas en su cocina.

—Que bueno, cariño.

La fiesta transcurre sin ningún inconveniente. Yo sigo jugando al gato y al ratón con Lucas y lo evito como a la peste. Él baila varias veces más con Valerie y una vez con Ashley, que se pega a él como una lapa, aunque la canción es movida. Después de presenciar ese baile, llego a mi límite por esa noche, me despido y me retiro a mi habitación.