Capitulo 4:Un desayuno agradable

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-mmmmmm.....

El pequeño quejido somnoliento se escapó de un Bell infante de no más de diez años el cual acababa de despertarse en su cuarto.

-¿Mamá? -susurro el niño al escuchar la voz de su madre en el piso de abajo junto con la de su abuelo y una más que no conocía.

Así que un poco desorientado y confundido el pequeño niño se levantó de la cama para salir de su habitación y bajar para ver qué era lo que estaba sucediendo.

Mientras más se acercaba las voces se hacían más claras para el niño donde pudo escuchar como su madre estaba ¿Llorando?.

Eso no hizo más que preocuparle aumentando el paso para llegar a la sala y asomarse un poco para ver lo que sucedía.

Allí vio a su abuelo sentado en una silla con una expresión complicada, también vio a un hombre el cual se le hacía conocido pero no lograba recordarlo.

Y por último, su bella madre, una hermosa mujer de cabello blanco y piel pálida la cual no paraba de llorar.

-si necesita algo más no dude en buscarme -dijo el extraño caminando hacia la salida-. Lo siento mucho Meteria.

Y con esas palabras el hombre salió de la casa después de dar esa mala noticia dejando a la mujer devastada la cual no dejaba de llorar.

La inocente mente de Bell creía que ese tipo le había hecho daño a su madre preocupándose aún más.

-¿Mamá? -susurro el pequeño saliendo de su escondite captando la atención de su abuelo y su madre-. ¿Que sucede?.

-B-Bell -susurro Meteria viendo a su pequeño hijo viéndola con preocupación.

Y ya sin poder resistirlo Meteria corrió hacia él y darle un fuerte abrazo el cual lo sorprendió, todo eso mientras seguía llorando.

-¿Mamá? ¿Porque lloras? -susurro Bell no entendiendo que pasaba mirando a su abuelo el cual solo aparto la mirada.

-¡Bell! ¡Mi pequeño Bell! ¡Lo siento, lo siento tanto! -grito sin dejar de abrazar a su hijo y llorar desconsoladamente mientras se disculpa una y otra vez.

-M-Mamá -el pequeño aún no entendía que era lo que sucedía pero al ver a su querida madre en ese estado no pudo evitar empezar a llorar el también.

-p-perdoname Bell -susurraba Meteria con dolor-. Perdón......

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Lentamente Bell fue abriendo los ojos después de haber dormido toda la noche donde lo primero que vio fue el techo de la vieja iglesia en que vivía.

-otra vez ese sueño -penso el albino con una mirada melancólica recordando ese momento.

No lo soñaba tan a menudo pero unas dos veces al mes siempre tenía ese mismo sueño donde varios sentimientos aparecían en su pecho al recordar a su madre llorar.

-no te disculpes mamá, tú no tienes la culpa de nada -penso Bell con una pequeña sonrisa triste recordando como le costó mucho a él y su abuelo tranquilizarla ese día.

-veo que ya despertaste.

La voz de su diosa se escuchó en la habitación sentandose en el sofá donde dormía y ver a su diosa la cual estaba en la cama colocándose unos listones en el cabello que él le regalo.

-buenos días Kami-sama ¿Va a salir? -pregunto curioso pero aún un poco somnoliento.

-ya sabes que tengo que ir al trabajo, hoy es domingo así que hay muchos clientes -respondio ya lista para partir.

Solo por verteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora