Capítulo 22:Desesperación

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Nos encontramos cerca de Orario donde dos carruajes se acercaban a dicha ciudad.

En uno de los carruajes iba Airmid con la mirada baja y Bell con una sonrisa.

—este viaje fue increíble, deberíamos de repetirlo —dijo el albino sonriente.

Pero no recibió respuesta de Airmid la cual solo observaba el paisaje por la ventana.

Eso hizo que Bell soltara un suspiro.

No sabia que le sucedía a su novia, ayer cuando llegó a la habitación ella ya estaba dormida así que decidió no despertarla y hoy desde que despertaron había estado con esa actitud desanimada, algo lo cual le preocupo mucho queriendo saber el porqué de ello pero Airmid no le contestaba.

—Airmid ¿Que te sucede? —pregunto Bell preocupado—. Me preocupas y si no me dices que te pasa no podré ayudarte.

Al decir esas palabras Airmid dirigió su mirada hacia Bell con esos ojos llenos de tristeza mientras una lágrima se escapaba de su ojo preocupando más a Bell.

—yo también me preocupo mucho por tí Bell, tanto que haría lo que fuera para ayudarte y eso tú lo sabes.........y a pesar de eso no me dijiste que te estás muriendo.

Bell abrió los ojos sorprendido al ver que Airmid sabía sobre su enfermedad.

—¿C-Como....?.

—te escuche ayer cuando hablabas con Welf —susurro bajando la mirada—. C-Cada palabra sobre tu enfermedad.

Al escuchar como la voz de Airmid se corto una presión apareció en el pecho de Bell.

—¿P-Porque no me lo dijiste? —pregunto viendo a Bell con su rostro lleno de lagrimas.

—tenía miedo —respondio bajando la mirada—. No tenía el valor de decirlo, tenía miedo de tú reacción.

—¡¿Y planeabas ocultarlo hasta el día de tú muerte?! ¡¿Querías que viviera feliz de la vida sin saber que la persona que amo estaba muriendo poco a poco con cada día que pasaba?! —grito con una voz cargada de dolor la cual partió el corazón de Bell.

—l-lo siento Airmid, lo siento por ser un cobarde —susurro Bell bajando la mirada arrepentido.

Y eso fue lo más que pudo aguantar la santa lanzándose a Bell y darle un fuerte abrazo mientras las lágrimas seguían bajando por su bello rostro.

—no llores Airmid —susurro con una voz suave acariciando el cabello de la chica.

—¿C-Como quieres que no llore sabiendo que la persona que amo le queda poco tiempo de vida? —pregunto sin separarse de Bell—. ¡¿Porqué?! ¡¿Porque tú?!.

La vida era demasiado injusta, justo cuando creía que todo saldría bien con Bell a su lado se enteraba que el tiene esa enfermedad, esa maldita enfermedad incurable.

—creo que ya lo sabes pero mi mamá y mi tía eran esas dos hermanas que tú capitana jamás pudo curar —dijo acariciando suavemente la espalda de Airmid—. Desgraciadamente yo también herede esa enfermedad, jejeje tengo mala suerte ¿Verdad?.

Las lágrimas de Airmid no hicieron más que aumentar por esas palabras de Bell aferrándose más a él.

—n-no.......tú no puedes morir —susurro la chica con la voz entrecortada—. ¡Aún hay muchas cosas que quiero hacer a tú lado!.

—Airmid —susurro con tristeza por las palabras de la chica.

—¡No! Me niego a aceptarlo —exclamo separándose y mostrando su rostro lleno de lagrimas—. ¡No lo permitiré!.

Solo por verteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora