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La moto iba a una velocidad moderada, sin embargo Jimin se seguía aferrando al contrario como si en cualquier momento iba a salir volando y es que aún no se acostumbraba al ritmo de aquel vehículo.

Sus mejillas seguían ruborizadas luego de aquel momento bochornoso en el campus de la universidad, sin embargo, la forma tranquila y normal en la que Jungkook le hablaba como si no fuera algo grave o embarazoso lo ayudaba a mantenerse un poco mejor porque lo único que deseaba luego de ver la cara al azabache esperándolo, era que la tierra se lo tragara, ya que fue sin aquella flor y sin un control cardíaco.

Nunca había sentido algo así con Taemin y eso que llevaba muchos años amistad, pero parecía todo lo contrario con aquel chico que ahora iba bajando la velocidad por la indicación del semáforo.

—¿Te gusta más el chocolate o la vainilla?—cuestionó de pronto el de hebras doradas para romper con el silencio.

Jungkook giró su cabeza para observarlo a través del casco y formular una sonrisa amplia.

—¿Quisieras descubrirlo?—mencionó con algo de sorna en su voz, obteniendo un ligero golpe en su espalda por parte del contrario.

—Te estas volviendo muy descarado últimamente—puchereo, logrando que Jungkook soltara una risa melodiosa.

—Se llama confianza, pequitas—respondió para luego voltear su cabeza y fijar su mirada al frente, retomando su camino.

¿Pequitas? Sonaba bien no lo iba a negar.

¿Pero qué había sido eso que dentro de él?

Sintió un revoloteo extraño en su abdomen con aquellas simples palabras como si una chispa de emociones recorriera el centro de su cuerpo, dejándolo sin salida.

—¿Pequitas?—cuestionó con un ligero brillo en sus ojos del cual no se daba cuenta.

El menor asintió.

—Son bonitas, te lo mencioné aquel día, así que me gustaría que recuerdes aquel distintivo tuyo que me agrada—y he allí el color rojo inundó por completo el rostro del pálido por segunda vez consecutiva.

Ya no era aquel chico con su semidesnudo en Scrub quien llegaba a alterar su corazón, sino un adolescente con palabras profundas como un escritor nato que calaban en lo más profundo de su ser.

Era un crimen a su perspectiva el causarle taquicardia de esta forma a una persona sana sin previo aviso, sin embargo, él se tomaba la autoridad de ello como un criminal peligroso.

[...]

Una vez que llegaron a la gran casa de Park fue como si iniciaran de nuevo.

Extrañamente no estaba la mujer de mayor edad para recibirlos. Todo estaba en silencio como si la casa estuviera vacía, así que eso extrañó demasiado a Jungkook quien con su mirada buscaba una respuesta en el contrario.

—¿Lotte?—cuestionó con curiosidad, siendo así que el rubio le mostró una sonrisa de ojos.

—Niki se la llevó al centro comercial—respondió con aparente inocencia a lo que el contrario soltó un ligero suspiro por lo bajo.

Jimin le había escrito a su hermano que iba a traer a un amigo, pero para no sentirse observado por Lotte durante todo el proceso de la preparación de las galletas le pidió encarecidamente que la distraiga, sin embargo, se la había llevado de la casa.

Al poco rato ambos entraron al interior del lugar.

El menor dejó su mochila sobre uno de los muebles de cuero mientras que el más bajito iba dando pequeños saltitos hacia la cocina para amarrarse el mandil floreado de su madre.

❥Through my eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora