Día 3 de 365.

12 1 0
                                    

Al sur de su cadera, allá donde se escondía el sol. Donde el ocaso se ponía entre sus piernas. En su espalda se podía leer en braille. En sus labios, color carmín, se camuflaban entre aquel paisaje. En su cintura se podría disfrutar de aquellas vistas, antes de caer el sol.
Sus manos, aquellos edificios negros por culpa del atardecer de sus besos. Su pelo, aquel oasis perdido entre las sábanas de aquella cama que emulaban el Sáhara. Sus besos eran igual que el agua en pleno desierto.
Su sonrisa, se comparaba a alguno de los muchos satélites de Venus. Porque esa belleza no era digna de este planeta Tierra. Sus manías se comparaban a un códice oculto, difícil de descifrar. Sus pecho, dos grandes montañas hermanas del Everest, donde mis dedos escalaban en busca de esa preciada cima. Su ombligo, Gran Cañón al que lanzarse.
Era la octava maravilla del mundo y ahí estaba ella, tumbada en mi cama.

365 poemas en los que olvidarte o saber de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora