Día 12 de 365.

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No sé, al igual que este poema, lo nuestro surgió de la nada.

Pasamos de ser personas a conocidos y de conocidos a algo más.

Y cuando me quise dar cuenta, deliraba al rozar tu boca. Colgaba de tu sonrisa. Vivía en una constante primavera. Adrenalina sentía al rozarte. Tenía miedo a las alturas, pero a tu lado no me importaba despegar.

Era de tirarme de tu clavícula al infinito. Viajar al vacío y saber que pendía de tus alas.

Corríamos de noche huyendo del mundo, entrábamos a portales a juntar nuestros pedazos. Recorríamos la ciudad en lo que dura un telediario. Vivíamos al margen de las reglas, de las leyes, de la gente.
Y a mí me gustaba tropezar, contigo, por supuesto.

No dejes de mirarme así. Porque desde que lo haces, mis miedos empezaron a desaparecer. Mis manías, empezaron a transformarse en otras nuevas, como eso de recordarte que te dejas las llaves, lo mucho que te quiero y lo feliz que me haces.

Tambaleas mis cuerpo al mismo tiempo que desordenas mi cabeza. Y después de hacerte esperar 30 minutos me di cuenta de que llevaba buscándote una vida entera.

Eras de entregarme tu vida en un segundo. Y yo era de huir.

Y te juro que intenté, y casi lo consigo, no desear besarte. Intenté no jugar a unir tus lunares. Intenté no reírme de tus chistes malos. Intenté no reparar en tus rarezas.

Intenté y desistí en no ver más allá de ti. Y poco a poco, iba perdiendo la cordura en cada latido cada vez que dormía en tu pecho. Y poco a poco, más caía en tu fuego.

Y es que, me sobran los 5 sentidos a la hora de hacer eso mismo, sentirte.

365 poemas en los que olvidarte o saber de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora