¡after en lo de spreen!

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por su casa ahora estaban rondando más de cuatro pelotudos tomando y jugando al ping pong, mientras los demás se adueñaban de su tele y su consola, sin olvidar a tomás que estaba tan borracho cómo para querer prender stream en el setup que afirmaba era suyo, iván reía por sus ocurrencias pero también temía por su hogar, demaciado.

de vez en cuando volteaba a ver a gonzalo con unas inmensas ganas de darle un buen golpe en esa sonrisa de borracho. pasa que al salir de la fiesta junto a muchos de su grupo gonzalo gritó "¡after en lo de spreen!" sin más, sin preguntarle, sin saber si podían o no ir, y todos estuvieron tan de acuerdo que al único que no pudo negarse fue a rodrigo.

llegaron a su hogar en dos ubers diferentes yendo muy apretados lo cuál lo molestaba, además, iván quiso irse al menos en el mismo auto que rodrigo pero lit lo arrastró con él al otro y no tuvo otra que dejarse, quejándose la mitad del camino aunque sus otros amigos estuvieran borrachos cantando quién sabe qué canción porque no les entendía nada, todo eso hasta llegar a su hogar.

abrió la puerta de su departamento y de repente ya habían entrado la mitad de los que venían con él a la sala, adueñándose al primer minuto de la mesa del ping pong, iván suspiró escuchándolos jugar, mientras veía a germán y rodrigo preparar bebidas en su cocina, quiso acercarse para hablar con el castaño pero de nuevo fue arrastrado por gonzalo para que se sentara a jugar con ellos a un juego de carreras en la consola, ganó contra dos y decidió perder a propósito contra lit para entregarle al mando a alguien más y así poder irse.

mientras todos se divertían en su casa más personas llegaron a su hogar, gonzalo fue a abrirles, de repente se había convertido en el anfitrión de una fiesta en su casa sin pedir permiso ni mucho menos, simplemente había decidido que el after sería en su hogar y así había sido, tampoco le molestaba demaciado, todos se estaban comportando aún estando borrachos y por ahora su única preocupación era tomás sentado en su setup haciendo el pelotudo.

después de mucho tiempo empezó a buscar por todo el depa a rodrigo, pensó en buscarlo en el segundo pero sabía que nadie se acercaría allí pues ahí estaba su habitación y, cómo ya dije, se estaban comportando.

así que decidió salir de la casa para buscarlo, lo encontró en la salida del departamento tomando aire y hablando con germán, riendo alegremente, se acercó por detrás y con el alcohol, la valentía y las ganas encima abrazó a rodrigo, rodeando su cuerpo con sus brazos; el castaño ni se asustó, de algún modo reconoció que era iván y con una sonrisa aceptó el abrazo.

──hola amigo. ─ saludó, dándole una palmadita suave en la mano.

germán sintió que era momento para dejarlos solos y se alejó entrando nuevamente al departamento para ir con el resto de sus amigos.

──¿qué tenés? ─ se volteó suavemente para no deshacer el abrazo aunque iván tuvo que alejarse un poco, agarrándolo de la cintura suavemente, cómo si fuera un muñequito de porcelana y temiera romperlo.

──nada, solo quería verte. ─ confesó, tal vez era por los shots y vasos de alcohol que había bebido, o porque estaban solos y nadie podría juzgarlo ahora, pero tenía la confianza suficiente para buscar contacto con el castaño y hablarle de sus sentimientos cómo el hecho de extrañar verlo.

rodrigo rio enternecido, él también estaba un poco tomado y aunque ambos eran más que concientes de lo que pasaba, también tenían esa seguridad para comportarse así, tan unidos, tan cariñosos.

──que tierno sos cuando querés, ivu. ─ el apodo lo hizo sentir tan pequeño, aunque fuera de broma. siempre se sentía tan vulnerable enfrente de rodrigo por ser el dueño de sus sentimientos y su corazón.

rodrigo tenía una pequeña sonrisa en el rostro por la ternura de ver ese lado de iván en el cuál se comportaba cómo un gatito triste buscando la atención de su dueño, ternura al ver sus ojos achinados brillar con esa chispa que solo él tenía, ternura de sentir las manos del pelinegro apretando su camisa con nerviosismo. para rodrigo, iván era el chico más lindo que había visto jamás.

──rodri. ─ iván lo llamó, pues se había quedado hundido en sus pensamientos.

──¿decime? ─

sus miradas se encontraron y por un segundo pareció que sus latidos iban al mismo ritmo, sus cuerpos estaban tan juntos que el calor del otro superaba al frío que pudiera estar haciendo ahí afuera, e iván estaba seguro que ese era el momento perfecto, ese era el momento en el cuál confesarle que estaba profundamente enamorado de él, que le escribía mil canciones, que quería ser correspondido y cómo petición, que le regalara una cita, una en la cuál le pediría formalmente que fueran felices juntos, cómo una pareja joven con un millón de planes para su futuro. iván se moría por hacerlo, y por robarle un beso.

──rodrigo, yo... ─

──¡spreen, vení, creo que goncho rompió todos tus platos hermano! ─ escuchó un claro grito desde su ventana, era nicolás.

iván estaba seguro que después de eso él y el rubio no volverían a ser amigos.

rodrigo, sin embargo, rio divertido y se alejó lentamente para darle espacio, cómo diciéndole que vaya y que no tenía problema. iván dudó entre darse la vuelta, despedirse, decírselo rápidamente aunque el ambiente tan hermoso que tenían se hubiera esfumado o simplemente irse. gruñó molesto y cerró los ojos para suspirar, realmente frustrado.

──lo lamento, rodri. ─ se disculpó, aunque el castaño no supiera por qué.

──tranquilo amigo, ve a ver si tus platos y el resto de tu depa están bien. ─ rio divertido, pero iván lo vió tan fijamente que lo puso nervioso.

sin dudarlo un segundo iván lo agarró del brazo y lo atrajo a él para besarlo. rodrigo no supo cómo reaccionar, pero iván estaba encantado con el suave choque de sus bocas, con el sabor a cereza que impregnó sus labios apenas juntarlos, seguramente por el bálsamo que usaba rodrigo para humectarlos, y sobretodo estaba orgulloso de al menos haberse arriesgado, de dejar su inseguridad, nervios y timidez de lado para robarle un beso a rodrigo, al chico de sus sueños.

un segundo después se separó, por la fuerza del beso sus labios hicieron un suave ¡pop! al separarse, mientras ambos respiraban irregular, uno por el nerviosismo y el otro por la adrenalina que eso le había provocado.

──p-perdón, después hablamos de eso. ─ se despidió rápidamente y entró a la casa para arreglar el asunto con gonzalo, pero también para ocultar su vergüenza, porque aunque lo hubiera hecho tan confiado apenas su cabeza lo procesó el miedo lo inundó, y no pensó en una mejor opción que irse, claro que hablaría con rodrigo de ello y obviamente tendría que confesarse, pero ahora solo debía arreglar lo que sea que haya hecho gonzalo y también controlar sus sentimientos, su corazón acelerado y el ardor en toda su cara.

mientras él subía, rodrigo se había quedado analizando lo que acababa de pasar, y al alzar la vista pudo observar claramente a tomás, lit, nicolás, gonzalo y germán asomados por la ventana, totalmente asombrados. la vergüenza le subió hasta las orejas.

una cita ٭ 𝑅𝑂𝐷𝑅𝐼𝑉𝐴𝑁 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora