CARDIGAN ➳ GOJO SATORU; JUJUTSU KAISEN

03: Bienvenida al abismo, Ikko.

El círculo de velas estaba listo, el fajo de cartas estaba sobre el suelo y ya tenía las suficientes para iniciar con el ritual. Tengen yacía en el centro y me miraba a la espera de que diera por iniciado el ritual. El profesor Yaga se había quedado en una esquina del lugar observando todo y tenía órdenes de intervenir si las cosas comenzaban a salir del control, ahora más que nunca podía considerar esto como la mayor prueba que iba a enfrente en mi vida. Tenía que dar una buena impresión, tenía que aguantar lo más que pudiera y no sorprenderme lo que sea que fuera a ver dentro de aquella cabeza que había estado recolectando información por miles de años.

La llama de las velas bailaban incluso si no había ni una sola corriente de aire que atravesara la habitación, esto ocurría normalmente a la persona que estuviera en el centro. Cuando se trataba de maldiciones las llamas eran mucho más inquietas, si eran personas entonces se quedaban en su mayoría quietas e iluminaban con fuerza, pero ya que era el señor Tengen quien estaba en el centro estas se movían demasiado e iluminaban como nunca antes, era como si en cualquier momento estas fueran a apagarse.

Si una sola vela llegará a apagarse sobre el ritual sería expulsada de la mente de la persona de forma brusca y podría mover algo o llevarme algo de esta de forma inconsciente, incluso podría hacerlo tener alucinaciones o algo peor que los síntomas de los cuales tenía conocimiento.

Cuando la última carta del fajo cayó al cielo mire al señor Tengen de inmediato.

—Las cartas han hablado — pronuncie — ¿Que quiere que ellas tomen?

— La ubicación de uno de los dedos de Sukuna — me informa desde su lugar — Toma ese recuerdo y llévatelo de mi mente. Transpórtalo a un recipiente nuevo para que pueda dárselo a alguien de confianza y recurran a su búsqueda.

—¿Cual será el recipiente?

— Gojo Satoru — mis ojos se abrieron en grande y mire de inmediato al profesor Yaga quien asintió.

—El recipiente debe estar en la misma habitación, enviar un recuerdo a la mente de alguien que está lejos puede salir mal. Perderíamos totalmente el recuerdo durante el camino — explique — Puede usar algo más como recipiente.

Tengen negó. Casi como si él hiciera magia la puerta de la entrada se abrió de forma lente para dejar entrar al joven de cabellos blancos que caminaba con pocas ganas, los lentes ocultaban hacia donde se dirigía su vista pero cuando recorrió toda la distancia hasta mi lado pude ver la herida de labio cicatrizada, su mejilla estaba ligeramente inflamada y comenzaba a mostrar un color morado. Realmente le había dado un buen golpe y lo mismo le sucedía a mi mano, estaba había dejado de doler un poco pero la inflamación no disminuía.

— ¿Donde debo ponerme?— pregunta mirándonos a todos.

— Estas bien aquí — respondí — No es necesario que estés dentro del círculo. Solo no dejes de mirar al señor Tengen y despeja tu mente.

Satoru asintió. Cuando todo por fin estuvo listo, cuando las velas seguían iluminando todo y las cartas yacían sobre el suelo en orden me arrodillé frente a ellas. Cerré mis ojos y llevé mis manos hacia el frente extendiéndolas hacia el señor Tengen, lo vi, vi como aparecía en mi cabeza una gran esfera catastrófica, era como observar el sol desde cerca, era como intentar contener todo el universo en una bola de cristal a la cual entraría como intrusa.

Cuando la esfera de cristal me absorbió supe que hasta ahora lo que había estado haciendo eran juego de niños, ingresar a la menta de maldiciones y personas normales era pan comido, entrar a la mente de un ser que tenía inmortalidad era como ingresar al abismo.

Una cantidad inimaginable de conocimiento, un sin fin de emociones que me hacían sentir aturdida, si el señor Tengen me dejaba abrirme paso por su mente a como me había descrito mientras preparaba todo entonces podría encontrar el recuerdo, con cada que segundo que pasara yo buscando el recuerdo era un segundo que nos acercaba más al límite que yo conocía. Muerte, guerra, perdidas, tristezas, observa como la vida de todos llegaban a un punto y tú seguías viviendo debía ser de las peores cosas del mundo.