CARDIGAN ➳ GOJO SATORU; JUJUTSU KAISEN

07: Todas las piezas caen.

Me levante de golpe. Había caído de la misma forma en la que lo había hecho aquella vez cuando recupere la memoria del señor Tengen, al abrir los ojos lo primero que pude notar fue que el sol había desaparecido, que las sabanas de la cama estaban revueltas y estaba sudando incluso si el aire acondicionado estaba encendido. Habíamos perdido el día por completo pero podía decir que ahora estábamos mas que descansados y despiertos o ese era mi caso, sentía el cuerpo menos tenso, me había contenido de caerme desmayada cuando nos enfrentamos a aquellos tipos pero tarde o temprano mi cuerpo cobraría la factura de aquello y no lo culpaba, me reincorpore lentamente hasta quedarme sentada en la cama.

Mi ropa estaba hecha un desastre, al igual que mi cabello y el resto de la habitación ahora que miraba fijamente el piso con la mente en blanco. Me estiré un poco y al mirar hacia mi lado derecho me encontré con Satoru Gojo mirándome fijamente, casi pegue un grito del susto porque no había notado su presencia hasta que lo mire pero lo único que hice fue cubrirme con las sabanas hasta el pecho.

¿Había dormido? La mitad de la cama estaba hecha un desastre pero la otra seguía igual de acomodada. El chico solo dibuja media sonrisa en sus labios antes de desviarme la mirada para fijarse en la ventana que tenía a su lado. Un escalofrío me recorrió por la espalda lo que me hizo espabilar más y dejar esa sensación de adormecimiento que aún tenía. En la mesa que teníamos estaban las bolsas de plástico que el había traído de la tienda de conveniencia y el beso en su mejilla había desaparecido por completo.

Quería salir de la cama y estirarme un poco así como también quería preguntarle si había descansado o si había vuelto a salir en todo ese tiempo que había permanecido dormida como tronco, había escogido mal mi ropa para dormir pero desgraciadamente era la única que había metido en mi mochila antes de salir de la escuela.

La blusa de tirantes que me quedaba holgada era buena para dormir en las noches de verano pero esta se levantaba fácilmente ante cualquier movimiento y sin contar que el elástico de los tirantes se había desgastado y estos comenzaban a resbalarse de mis hombros cada tanto por lo que debía de tener cuidado, ya que Satoru había salido a la tienda de conveniencia aproveche a meterme en la cama y cubrirme con las sabanas creyendo que él haría lo mismo y así evitar que mi ropa fuera un problema pero era todo lo contrario, tenía miedo de salir de la cama con la blusa mal acomodada pero tampoco quería envolverme con las sabanas cual fantasma como si fuera una tonta.

No quería lucir más tonta o patética frente a Satoru Gojo. Al menos no ahora que las cosas entre nosotros estaban un poco extrañas y tensas. Aunque para ser sincera él ya debía de haber visto a alguna chica con ropa más reveladora o eso había entendido de aquella vez que Haibara llegó al salón diciendo que tan popular eran Gojo y Geto con las chicas cada que salían a alguna misión o alguna otra parte y que estas no dudaban en coquetear con ellos a toda costa para llamar su atención. No quería llamar su atención, no de esa forma al menos, quería que me considerara alguien fuerte y capaz, que pudiera notar mi valor como hechicera.

Afuera el sol comienza a descender dejando ese tono anaranjado por toda la habitación, el reloj en la pared muestra que son las seis de la tarde y el poco ruido de la calle coopera a que él conciliar el sueño sea fácil. Sendai a pesar de ser una ciudad está seguía estando cerca de pueblos así que se adaptaba a ese estilo de vida tranquilo por lo que no había mucho bullicio o al menos ahora que no eran vacaciones.

— Caíste como roca — Satoru es quien por fin rompe con el silencio de la habitación. Se levanta de su asiento y camina hasta la ventana para cerrar las cortinas haciendo que la habitación se oscurezca un poco. Se gira en mi dirección pero solo para rodear la cama y hacer lo mismo con la otra ventana que tenía a mi lado izquierdo, con eso la habitación ahora está por completo a oscuras siendo la luz que se cuela por debajo de la puerta la única que aún me haga apreciar la habitación.