Capítulo 14: "Finalmente, nuestros caminos se han cruzado"

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Jongdae ya se había programado mentalmente para llegar a su casa, alimentar al hambriento Señor Pancita, darse una ducha caliente que lo dejara suave como un flancito y aprovechar los descuentos de la Choguiapp en busca de algo que calmara a sus tripas. Tal vez no hubiera hecho demasiado, pero los acontecimientos del día le habían drenado la energía del resto del mes y sentía como si pudiera dormir por una semana entera.

Así que cuando ingresó a su departamento, claramente, lo último que esperaba y deseaba escuchar era un:

-¡Al fin volviste! -Jongin pasó por su lado con una bandeja de pizza recién horneada camino a la sala de estar- Empezábamos a preguntarnos si debíamos preocuparnos y darte por perdido en la policía.

Ante la mención de un "nos", el mayor siguió la misma dirección solo para encontrar una especie de microfiesta llevándose a cabo. En la misma, participaban Sehun -que estaba colgando una guirnalda mientras su gato supervisaba la acción- y Chanyeol que se había dignado a aparecer luego de su escapada romántica al Caribe.

-¡Jongdae, deja de estar ahí parado con cara de idiota y ven aquí que no estuve toda la tarde amasando para nada! -le reclamó su hermano.

Ante tal desfachatez, optó simplemente por ignorarlo y asumir la anormalidad de la situación como siempre que esos tres estaban involucrados. Se deshizo de su abrigo y procedió a tomar asiento en el almohadón con el cartel pegado que rezaba "padre de Señor Pancita" y el resto se acomodó alrededor de la mesa con una mirada expectante.

-Y bien -consultó el presidente Kim-, ¿Minseok y tú ya están juntos o seguirán siendo amiguitos solamente?

Jongdae quiso poder exterminarlo con la mirada, teniendo que conformarse con una advertencia silenciosa mientras observaba al público que no parecía sorprendido ante la mención de tal acontecimiento.

-¡Un momento! -llamó la atención el dibujante.

-Olvídalo -se adelantó Chanyeol-, tu hermano ya nos puso al día -le dedicó una sonrisita socarrona-. Te lo tenías bien escondido, Kim Jongdae, quién hubiera pensado que estuvieras haciéndole ojitos de amor a Minseok hyung. Pero me agrada, lo apruebo -levantó ambos pulgares en señal de apoyo.

-Creo que hubiera sido adecuado que mi querido hermano esperara a que yo mismo los pusiera al tanto cuando lo creyera pertinente -comentó entre dientes.

-¡Ay, hyung, somos tres, ni al caso! -espetó Sehun- Si igual ibas a contarnos -se encogió de hombros-. Jongin solo nos ahorró la espera.

-En momentos así, me caes bien, Oh -lo felicitó el Kim menor-. Hasta que me acuerdo que quieres robarme a mi hermano y se me pasa -procedió a darle un golpe con su dedo a una aceituna con la intención que rebotara en la bebida de su enemigo.

-No empieces, Nini, no tengo ganas de tolerarlos hoy. Es más, ¡ni sé qué estan haciendo acá cuando nadie los invitó! -les reclamó.

-¡¿Cómo que no?! -se indignó Sehun- A mí me invitó Jongin -se defendió-. Si hasta un regalo traje, ingrato.

-¡A mí también me invitó, Nini! -secundó Chanyeol.

-Pues me preguntó quién invitó a Kim Jongin entonces -dijo Jongdae con un gesto frustrado.

-No me mires así, ¡Señor Pancita organizó todo! Yo solo lo ayudé -ante esto, el minino en cuestión tomó medidas drásticas y le dio un mordisco en los dedos- ¡Auch! ¡Dolió! ¡Dile algo, Dae!

-¡Bien hecho, hijo mío! -abrió sus brazos para recibirlo en un abrazo- Castigue a los injustos y pecadores.

-¿Por qué castigaría a los pescadores? -consultó el presidente Oh- Si él come pescado y depende de ellos para que lo consigan.

Complejo de solteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora