Capítulo 17: "El tipo de amor que tenías para dar"

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Luego del desayuno, Jongdae pareció dispuesto a tomarse un tiempo para remorar sus años de universidad porque tomó el liderazgo del paseo arrastrando a Minseok consigo. Parecía recordar cada suceso con detalle como si hubiera sido la semana pasada, a diferencia del asistente que apenas recordaba qué había comido hacía dos semanas o el color de la ropa interior que llevaba ese día.

Lejos de aburrirse, Minseok se sintió fascinado y atraído a la visión de las memorias que el dibujante le compartía, especialmente cuando el recuerdo los incluía a ambos. De alguna manera, Jongdae lograba transportarlo y crear una imagen exacta de lo que le relataba y, más que estar sorprendido por los eventos llenos de desgracias, mala suerte y excentricidad que lo perseguían, su mente se aferraba a los detalles que le brindaba sobre cómo lo veía a él día a día.

Minseok se sentía un adicto a las palabras del contrario y la forma en que le demostraba el tipo de amor que le había profesado. Entre la grava que pisaban y los árboles meciéndose por el invernal viento, el asistente pudo visualizar todo lo que Jongdae recordaba de él. Se vio a sí mismo, en el viaje brindado por la voz ajena, ingresando al recinto a toda velocidad porque se había quedado dormido, usando una sudadera que había visto mejores épocas y que cargaba una mancha de café en la manga, con el pelo despeinado en todas las direcciones menos en la correcta. Saber que Jongdae lo había conocido de esa forma nunca lo había avergonzado antes por la amistad que tenían, sin embargo, otra era la historia cuando querías impresionar a la persona que te revolvía el corazón solo con suspirar.

Y la vergüenza no se estancó en ese nivel. Al parecer, la confianza de su unión fraternal pasada era tal que le había obsequiado miles de momentos que deberían haberlo puesto a desear que le cayera un rayo en la cabeza para desaparecer de la faz de la Tierra. Lagañas secas al costado de sus ojos por haber salido sin lavarse la cara, encontrarlo dormido en la biblioteca con la boca abierta con un hilo de baba saliendo de la misma y el no pequeño detalle de cómo una vez le había tenido que mandar un mensaje de texto para que le llevara papel higiénico al baño. En su defensa, ese último episodio había tenido lugar luego de haber salido de un examen que lo tenía de los nervios, pero no halló otra persona disponible para ayudarlo. Y eso era tan solo un micro resumen de todo lo que almacenaba Kim Jongdae sobre él en su cabeza.

Almacenamiento que hacía querer morir ahogado en ese momento a Minseok, pero que Jongdae relataba con una sonrisa en sus labios como si estuviera hablando de lo más interesante del universo y el asistente fuera el ser más precioso de este mundo que mereciera ser adorado.

"No es algo para que te averguences, Seokkie" le había dicho el dibujante, "tal vez no puedas entenderlo ahora, pero sé que tuve la suerte de conocer al Minseokkie más humano y real que pudieras ser. Y te juro que no había forma alguna de que hubiera podido evitar enamorarme de él porque era todo lo que no sabía que buscaba en mi vida". Y Minseok le creía; le creía porque lo veía en sus ojos cuando las palabras brotaban de sus labios. Ese resplandor que buscaba desesperadamente traer a ese muchacho que solo vivía en su mente y al que le había dedicado el cariño más puro que podía tener un intento de hombre a sus veinte años.

Y pese a que tuviese que atragantarse con las ganas de volver al pasado y ahorcar a su yo de ese entonces por presentarse así a su entonces amigo, le ganaba en demasía el ver y oír a Jongdae referirse a él con tanto cariño. Era extraño saberse posible de generar eso en otra persona, por lo que no pudo eludir el sentirse ligeramente orgulloso de tener la seguridad de haber sido el único, en todos esos años, en haber despertado tales sentimientos en Jongdae; algo que nadie más pudo repetir a pesar de la multiplicidad de citas que había tenido en esos casi quince años.

Y ese sentimiento infantil pareció ser percibido por el otro que lo observaba como si llevara escrito en la cara todo lo que pensaba.

—¡Mírate! Ni aunque intentaras disimularlo, que no estás haciéndolo, podrías ocultar que te hace feliz saber que adoraba hasta el aire que exhalabas —intentó burlarse para sobreponerse a la conciencia de exponerse demasiado.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2023 ⏰

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