Capítulo 16: "La ilusión de la realidad"

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A Jongdae le gustaría decir que tuvo que exprimir sus escasas neuronas organizando, investigando y decidiendo cómo planificar su primera cita con Minseok. Sin embargo, estaría diciendo una total mentira... Al menos si nos referíamos al tiempo actual. Porque hubo algo que no le confesó al contrario cuando le pidió encargarse del tema, y es que no había nada que pensar, porque ya existía un plan, uno que creó y fantaseó hacía más de una década atrás.

Durante su veintena, cuando sus sentimientos por el asistente bordeaban el límite del rebasamiento, su agonía por no ser correspondido lo llevaban al mundo de la imaginación, a un lugar donde Minseok le daba una oportunidad de enamorarlo. Y bajo ese pretexto, Jongdae se embarcaba en horas de ensoñación acerca de adónde lo llevaría en sus citas, la sensación de sujetar su mano y el temblor de sus labios al confesarle sus sentimientos.

Tal vez, fuera algo infantil, pero funcionara o no su chance actual con el asistente, sabía que necesitaba encargarse de cerrar el ciclo para su yo del pasado. Así que, con toda la vergüenza que un hombre en su treintena podría tener, se adhirió al esquema que sobrevivía intacto en detalles en su mente.

Faltaría a la verdad si afirmara o insinuara que los nervios no se acumulaban y acrecentaban a cada instante. Puede que ya no fuera un jovencito ingenuo en asuntos amorosos, pero el pensar en salir con su primer amor le provocaba un miedo desconocido. ¿Se aburriría a su lado? ¿Seguiría pensando que era una gran idea intentar tener una relación con él? ¿Se arrepentiría de haberle confesado sus sentimientos o se daría cuenta que solo estaba confundido? Todo esto y más lo atacaba en silencio diariamente. Miedos, cuestionamientos y preocupaciones por los cuales nunca había tenido que pasar, ahora lo visitaban a cada momento para obsequiarle una bruma de intranquilidad.

Y eso lo llevaba nuevamente a replantearse cuáles eran sus verdaderos sentimientos para con Kim Minseok, ya que no había parado de darle vueltas a la loca posibilidad de que, quizás, nunca hubiera dejado de estar enamorado de él.

Sonaba como una imposibilidad, pero reconocía que era lo suficientemente tonto como para que algo así le sucediera. Incluso, le parecía lógico el pensar que hubiera puesto sus sentimientos a un costado al estar convencido de no ser correspondido, pero eso no aseguraba que ese amor se hubiera autodestruido, desaparecido o alterado. Así que, ¿podría simplemente haber seguido viviendo en la ignorancia de desconocer que su corazón seguía en las manos de la persona a la que siempre había tratado como un mero amigo?

Para empeorar la situación, y darle sustento a sus sospechas, su corazón se había movilizado ante cada palabra, suspiro y toque de Kim Minseok. Cuando le confesó sobre su amor, cuando tomó su mano entre las suyas y siempre que lo consoló en sus brazos, a cada momento, su corazón había respondido a su llamado y estado dispuesto a estar a su lado hasta verlo sonreír. ¿No era demasiada movilización emocional para una persona que, se suponía, había dejado de amar con el tiempo? Jongdae no lo sabía ni tenía aún las respuestas a ello. Por ende, tampoco podía compartir estos pensamientos con Minseok para no ilusionarlo en vano.

Y de esa forma, entre sentimientos antiguos, ambiguos y renovados, los días transcurrieron hasta la llegada de su encuentro.

...

Minseok era de aquellos que se negaban a vivir en un espiral donde se deseara que el tiempo pasara veloz a cambio de algunos momentos anhelantes. En su opinión, eso llevaba al desperdicio de los años que a uno le tocara por no saber apreciar cada instante y se apegaba a ese pensamiento con fervor; sin embargo, admitía que la expectativa ante su cita con Jongdae ponía en una encrucijada sus resoluciones y que se vio tentado a romper su propia regla para pronunciar una queja ante la lentitud en el pasaje de las manecillas del reloj.

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