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EL DIOS DE LA GUERRA

CAPITULO 0

Odiaba a todos y a todo lo que se le pusiera en frente.

Lo único que podía hacer era pasearse de un lado a otro tratando de mitigar toda esa furia que tenia dentro de su cuerpo.

Donde fuera que mirara le recordaba su fracaso.

La mirada perdida y triste de su madre. La preocupación en los ojos de su padre y el terror en sus subordinados.

Nada de eso le importaba.

Solo quería tener a ese gusano que llamo una vez en el pasado amigo y poder apretar su pálido cuello, ver como la luz se opacaba en su mirada azulada.

Soñaba con eso cada noche.

En medio de la noche se despertaba exaltado por la falta de su amada a su lado.

Se estaba volviendo loco solo de pensar en el terror que estará viviendo en estos momentos lejos de lo que conoce y lejos de él.

¿Su amada estará enojada con él?

¿Se encontrara muerta de miedo?

¿Estará aun viva?

No, no, no. Usagi debe aun seguir con vida.

El reino Black Moon la necesita, o ¿Por qué más atacar su nación y raptarla en medio de todo esto?

Porque de algo estaba seguro Endymion.

Necesitaban a su reina a toda costa.

Era un hecho que la sabandija de Andrew había ayudado a los Black Moon a atacarlos junto con esta chica, Molly. No conocía los motivos de la chica pero si los del rubio.

Andrew amaba a Usagi. Y no pararía por nada al tenerla. No sabía a qué tipo de trato había acordado con el enemigo pero le aterraba la idea de que el trato consistiera en quedarse con Usagi.

Esas ideas lo mataban por dentro.

Andrew acariciando y forzando a Usagi a estar con él.

Sabía que su mujer nunca se entregaría por voluntad propia a ese tipo, pero podrían forzarla.

-¡Todo esto es una mierda! –grito el rey, lanzando su copa contra el espejo en donde reflejaba su silueta.

Sus guardianes se sobre exaltaron por la actitud de su amigo y rey.

Incluso ellos le temían.

No podían acercarse a Endymion por terror a que los atacaran. Ni sus padres, la pareja real podía acercársele.

Todos en el palacio habían notado el cambio de su rey en estos pocos días.

Había comenzado a beber de más, casi nunca estaba sobrio, no se cuidaba y casi no comía. Días atrás había quedado el rey guapo de mirada distante que solo se iluminaba cuando veía al amor de su vida.

Todos lo comprendían. Los ciudadanos, incluso el obrero más humilde dentro del palacio. La cordura del rey estaba colgando de un hilo.

El único motivo por el cual la nación era fértil y llena de paz y buena vida era porque la reina Usagi estaba en el.

La reina Usagi era lo único que el rey contemplaba y amaba.

Si la reina era feliz el rey era feliz y por ende los ciudadanos, pero ahora que ella había sido ultrajada y robada las personas volvían a ver al joven príncipe carente de emociones y desalmado que una vez en el pasado fue. Pero ahora era peor porque ya no era un príncipe, ahora era un Rey, su Rey, líder de todo y soberano de todo.

Todos tenían por su seguridad.

Y se escuchara mezquino pero oraban para que su reina regresara para garantizar su paz.

-Endymion, tranquilízate –el único que se atrevió a hablar fue Nephrite.

Endymion lo miro con odio y resentimiento.

El guardián lo entendía, él había estado a cargo de la seguridad de la reina pero en un momento fue atacado en la cocina por alguien que no pudo identificar, hasta mucho después se entero que había sido Andrew quien lo había herido de gravedad.

Nephrite se sentía culpable, la culpa no lo dejaba descansar en las noches. Cada que cerraba los ojos y se disponía a descansar, podía escuchar los gritos de su pequeña hermana, recuerda verla luchar contra el hombre que una vez fue su amigo y guardián.

La escucho gritar y pelear hasta que Andrew la golpeo en el estomago y la dejo inconsciente.

Nephrite trato de ponerse de pie y luchar pero no pudo, no recuerda cuando quedo inconsciente, solo recuerda cuando abrió los ojos horas después y le informaron el secuestro de su hermana. De eso hace dos semanas.

Dos largas semanas sin saber de Usagi.

-No me digas que hacer, si tan solo la hubieras cuidado.

-¿Crees que no lo es? ¿Acaso crees que no pelee? Es mi hermana, entregaría mi vida por ella.

-Una mierda, ella no es tu hermana, ella es mía.

-Es mi hermana, lo fue en el momento en que decidiste traerla al castillo, lo fue en el momento en que ella se puso de pie y camino, lo hizo desde el momento en que me dijo hermano. Ella no será mi hermana de sangre pero es lo que decidí, al igual que a ti, eres mi hermano. No puedo verte caer en la desesperación Endymion.

Endymion se dejo caer de rodillas y se halo en cabello en desesperación.

-No puedo, Usa es mi todo, sin ella yo...

-Iremos por ella. Los infiltrados en Black Moon han mandado un mensaje, ella está sana y salva.

-La necesito aquí.

Nadie dijo nada.

El terror y desespero de su rey era palpable. Nunca jamás había demostrado ese lado de él.

Pero algo cruzo en la mente de Endymion.

Sin las horas justas de sueño y con alcohol en las venas, sonrió ante la idea que le cruzo en la mente.

¿Por qué esperar por su reina?, cuando él puede ir y tomarla como ellos la tomaron de él.

-Una guerra.

Los cuatro generales se quedando de piedra al escuchar lo dicho.

-Solo debo comenzar una guerra con Black Moon. Los destruiré.

Tambaleándose se puso de pie y fue hasta un retrato enorme donde estaba pintada la Reina Usagi, la unica pinturas mandada a hacer por él.

Tenía miles de fotografías pero esta era la única pintura que tenia de Usagi.

La reina estaba con una corona de flores con su cabello suelto, sentada en el trono del rey con una gran sonrisa que iluminaba hasta el más recóndito lugar de la galaxia.

-Espera por mi Usa. Juro que te traeré a casa amor.

El rey estaba comenzando a perder la cordura, tenían que apresurarse si querían hacer algo y evitar la descabellada idea de una guerra.







Muchas gracias por leer.

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