CAPITULO 3

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CAPITULO 3


USAGI


-¿Cuál es tu nombre? –le pregunto a la chica que esta cuidándome.

Es la misma chica que me advirtió en no confiar en nadie.

Esta estirando las sabanas limpias sobre la cama. La cama siempre está bien hecha, sin ninguna arruga, incluso si saltara sobre la cama e hiciera un desastre, esta mujer vendría y acomodaría las sabanas sin quejarse.

-¿Disculpe?

-¿Cuál es tu nombre? –vuelvo a preguntar.

Veo su reflejo en el cristal de la ventana. ¿Acaso le gustara su trabajo? Ella es linda, educada y siempre con el rostro neutral. He decidido hacerme amiga de esta mujer, no quiero volverme loca sin pode hablar con alguien.

Veo los pájaros volar libres al otro lado del cristal, ¿el cielo siempre fue tan azul?

Quisiera ser un pájaro y ser libre, volar por el cielo azul y perderme. Si fuera un pájaro las mentiras no dolerían, ¿cierto? ¿Sentiría menos tristeza?

¿Por qué no puedo ser un pájaro?

-Mi nombre es Kalaberite –responde.

-Es un lindo nombre.

-Muchas gracias –hace una reverencia y trata de seguir en lo suyo.

Normalmente ella no responde a mis preguntas pero hoy es distinto, supongo que le he dado tanta pena que no le ha quedado de otra más que responderme. Kalaberite es una mujer muy linda, su cabello castaño está recogido en un moño con un lazo naranja, y siempre esta vestida con su uniforme de mucama.

-Dijiste que tenias familia, ¿cierto? ¿Podrías hablarme de ellos?

Tengo curiosidad de saber de ella, tengo que saber algo de ella antes de comenzar a crearle una historia. Estar sola con mis pensamientos es malo, necesito hablar con alguien, necesito convencerla de ayudarme a salir de este lugar.

Todos aquí están locos.

-Tengo dos hermanas menores, Karmesite y Berjerite. Ambas son muy animadas y tenía una hermana mayor Petzite - Con resignación me responde.

-¿Tenias? Ella era...

"No quiero ver otra estrella extinguirse"

-Ella murió, princesa.

Dejo pasar que me llame princesa, he tratado de que me llame de otra manera pero no logro hacerla entrar en razón. No soy una princesa y si lo fuera ahora estoy casada, si, pueda que mi marido sea un mentiroso pero no elimina el hecho de que soy una reina, no una princesa.

-¿Hace cuanto?

-Mucho tiempo –ella se giro y continúo con lo suyo.

-Lo siento. No quise...

-Como dije, fue hace mucho. Termine, con su permiso princesa.

-Espera no te vayas, no me dejes.

-Tengo trabajo, princesa.

Siento como Kalaberite se cierra y vuelve a elevar sus muros, comprendo que he llegado muy lejos y esta es la plática más larga que tendremos por el día de hoy. El miedo controla mi cuerpo cuando comienzo a temblar, no, no te vayas, no me dejes.

EL DIOS DE LA GUERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora