Las gotas recorrían su inexpresivo mirar, cayendo por su piel pálida y húmeda. Sus pensamientos no lograban comprender aquellos actos, pero tampoco podía culpar, sus ojos nunca pudieron ver la otra parte de lo sucedido. Cius miraba con atención, pero con mucha calma el paraguas roto en frente de sus zapatos, como si no lograra entender. El pequeño y delgado fierro estaba completamente destrozado, la tela que servía como protección estaba rasgada, perforada con mucha maldad, como si alguien lo hubiera partido a la mitad con ambas manos. Pudo imaginar el sonido de una rama romperse, pero nunca al autor de esos hechos. Sus memorias eran frescas, la lluvia lo consolaba cuando la imagen de Satoru era su reciente recuerdo, había dejado su paraguas con él para ir a la tienda, pero al salir sólo encontró la soledad bajo la inmensa lluvia.
Su voz llamó, pero sólo quedaron los restos de su paraguas destrozado.
Cius alzó su vista al cielo. Sus raíces tal vez tenían algo que ver, pero le encantaba estar parado bajo la tristeza más bella, callado bajo el llanto de la naturaleza, la lluvia era hermosa y Cius podía verlo. El sonido de las gotas impactó sobre él y se tomó su tiempo.
Se agachó para quedar a la altura del paraguas destrozado, recogiendo las piezas para poder tirarlas a un basurero cercano. No debía sentirse mal, pero le descorsertaba un poco la idea de que su propio maestro pudo haber hecho eso. ¿Y si no fue él y persiguió al responsable de ese acto? Los restos caían al basurero cuando las preguntas se hacían cada vez más molestas. Cius simplemente infló sus mejillas.
Pero suspiró al pensar en lo empapado que estaría cuando llegue a la cafetería, lugar en donde se reunirían sus compañeros. Tal vez debía llamar para que lo vinieran a recoger, pero sus pies automáticamente siguieron los pasos de su destino lejano. ¿Dónde habrá ido el maestro Gojo? ¿Pasó algo? En el fondo, Cius mordió su labio inferior al sentir ese pequeño sentimiento de abandono. Las gotas marcaban camino por su rostro, helado, la temperatura causaba escalofríos, mojando el uniforme que poco a poco lo iba a congelar por completo. Cius apretó el agarre de su mochila, por lo menos su katana no estaba mojada. Sacó su teléfono para marcar el número, apreciando como las pequeñas gotas decoraban la pantalla.
Estaba solo, sin paraguas y empapado... o eso pensaba.
-¡CIUUUUUS!
Su andar paró de golpe, siendo testigo de la voz que llamó desesperado. Al voltear, el brillo en sus ojos reflejó el destello de un precioso sol asomarse y comenzar a acercarse con velocidad. Cius sonrió por inercia, reconociendo los cabellos rosas como la estación primaveral. Yuji corría como un loco hacia él, llevando consigo un paraguas de color anaranjado. Los charcos se rompían con cada pisada monstruosa, reflejando esa explosiva personalidad radiante, cosa que Cius también lo demostró, levantando sus manos mientras le devolvía el grito, sonriendo bajo la lluvia. Nunca pensó en encontrar a su pelirosa por la acera de aquel lugar, ¿Coincidencia? No lo sabía, pero se alegraba con tan sólo saber su nombre.
Con tan sólo llegar, Yuji tomó una gran bocanada de aire, enfriando sus pulmones por el clima tan frígido. -¿Pero de dónde saliste? - Cius le preguntó, curioso.
Yuji no respondió, en cambio, con sus manos firmes le enseñó el paraguas y lo abrió, creando un sonido muy característico y que se acompañaba por el detener de las gotas. -Te comparto mi paraguas.
Hubo un silencio que sólo la lluvia podía interrumpir, pero no dijo nada. Dejó que la compañía de Yuji se dispersara hacia él, logrando que sus pómulos ayudaran a crear una tierna sonrisa. Debió ser suerte, por lo que se agradecía por tenerlo a su lado, hasta podría pensar que cayó del cielo como un mismo ángel. No lo sabía, pero una cosa estaba clara y era que Yuji siempre llegaba a su lado, a donde fuera que vaya. Cius simplemente se ocultó en su bufanda y rió con un poco de inocencia.

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Itius Shorts... Y Sukius
AcakOne-shots sobre Cius Otonami x Itadori Yuji/Sukuna Ryomen. Jujutsu Kaisen x OC. Boys Love.