Itius Shorts... Y Sukius

Itius

¿Dónde estaba el maestro Gojo?

El mensaje llegó antes del medio día, su teléfono estaba en sus manos mientras confirmaba el horario que su tutor había acordado y se había preparado. Cius llevaba tiempo haciendo esto, prácticamente desde que era un infante, pero con Gojo fue un cambio algo drástico. Ya era algo muy común para su círculo cercano, pero sobre todo dentro de la vida de un hechicero.

Estaba listo, su ropa más cómoda era su uniforme deportivo, una simple camiseta de mangas cortas y pantalón de buzo. Su mano sostenía una botella con agua y la otra mano tocaba el marco de la puerta abierta. Pero sus ojos encontraron la falta de presencia y conocimiento que pasaba en ese lugar. ¿Y dónde estaba su maestro?

Los rayos del sol brindaban un aura cálida, iluminando y proyectando las sombras que las tradicionales ventanas de la habitación generaban. Había un aroma fresco y se notaba que nunca había suciedad en sus pisos blancos a pesar de ser un espacio grande. Y aunque a juzgar por la tardía de su maestro, quedó sorprendido cuando sólo se encontraba el chico con las inusuales cicatrices bajo sus ojos y cabello único, este estaba recostado con una apariencia relajada, brazos bajo su cabeza y piernas estiradas. Sus ropajes similares a los suyos le daban a entender que también iba a entrenar.

Tal vez Gojo también lo había citado, pero esa falta de puntualidad no le ayudaban con su gran título de “Maestro”.

Cuando abrió la puerta, fue el aviso para el adolescente tirado. Yuji se despegó de su trance y se sentó para recibir a su maestro, pero a cambio, su expresión optó por sorpresa cuando encontró a su compañero de coleta. Yuji musitó alto, alzando sus cejas y expresando esa inesperada llegada. —¿Cius? ¿También viniste a entrenar?

Aún en el marco de la puerta, Cius le regresaba la mirada. —Pero por lo que veo, el maestro Gojo se le ha olvidado. — comentó, buscando muy vagamente por la habitación. Esto creó una reacción cansada en Cius, tal vez tuvo una reunión a última hora, debía de comprender.

O era un completo vago que se la pasaba bromeando con malicia.

Cius lo meditó un poco al tener una idea pequeña. Por su parte, Itadori se levantaba en silencio para quedar a su disposición. Podrían esperarlo en el enorme aburrimiento o simplemente tomar de las riendas y seguir. Cius lo pensó rápido y no pudo evitar sonreír cuando cerró la puerta.

—Creo que ya no vendrá. — Itadori dió un estirón cuando alzó sus manos. Sacando cualquier signo de fatiga, este comentó entre el proceso.

—¿Qué te parece entrenar entre los dos? — Cius soltó la idea, dejando la botella en el suelo. Dió unos cuantos pasos, lo suficiente como para quedar a unos metros de Itadori. —Se mi oponente.

Sus manos se alzaban a él en forma de invitación. Provocando a su adversario. Su figura adquirió un toque dinámico, preparándose para el duelo que invitaba con determinación. Cius le sonrió audaz, guardando silencio en la expectante mirada de Itadori. Un deseo intenso, como una emoción que nació y que devoraba su pecho cuando esa sonrisa tan atrayente se exigía ante él. Cius era elocuente, había momentos que demostraba ese lado tan atrayente, como si te atrapaba y te contagia con su energía. Debía admitir que le encantaba, ese chico que marcaba sus pasos por dónde fuera estaba a su favor, pero esta vez sus pasos estaban cruzando su camino. Cómo siempre lo hacía.

Yuji no esperó lo suficiente. No quiso buscar palabras ya que no las necesitaba, sus hombros se tensaron y sus pies se separaron cuando sus manos se alzaron hacia él. Los grillos maullaban su tenue canto bajo las sombras del sol, la maleza crujía con el viento, el campo de la escuela simbolizaba la paz que gobernaba en ese momento. No había molestias, tampoco interrupciones, sólo dos oponentes que devolvían sus miradas, sintiendo el tímido roce de sus energías malditas chocar entre sí.