Fuerzas de la Naturaleza

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La noche había transcurrido tranquila, a las 5:30 am Lexa salió de la habitación de Maddy con rumbo a la regadera, tomo una ducha rápida, agradecía la calefacción del apartamento, afuera siendo febrero hacía bastante frío y empezaba a nevar.

Después de sacar uno de sus portatrajes, escogió su vestimenta que consistía en un traje sastre hecho a la medida, el pantalón gris ajustado que marcaba cada una de sus curvas, una fina blusa de seda color rosa, su chaleco y saco del mismo color del pantalón. Secó su cabello y aplicó un poco de maquillaje, de accesorios siguió con Cartier, optando por la gargantilla planchada, sus pulseras y sustituyó el anillo Pramheida por el Love de la misma marca. Pero para su reloj optó por un Patek Philippe en oro.

En punto de las 6:20 am salió de la habitación, esparciendo un delicioso aroma, topándose con una adormilada Clarke que arrastrando la toalla se dirigía al baño. Al ver esta escena Lexa se estremeció. La de gérmenes que pascaría esa toalla, y esa insensata mujer se los embarraría por el cuerpo cuando se secara. Seguramente se enfermaría, pensó la castaña tomando rumbo a la cocina.

Aún sumergida en los pensamientos de incredulidad en cuanto a lo descuidada que era la rubia, llegó a la cocina y se llevó una grata sorpresa al ver a Abby junto a Maddy perfectamente bañadas y arregladas preparando el desayuno. Una sonrisa involuntaria se formó en su rostro.

- Buenos días!.- Saludo.

- Hola Lex, buen día!.- Dijo sonriente Maddy llegando a ella y plantandole un beso.

- Lexa buen día, toma asiento te sirvo café.- Ofreció Abby.

- Si gracias, eres muy amable!.- Contestó.

- Dormiste bien?.- Pregunto dudosa Maddy.

- Si, bastante bien. Tienes un cuarto muy lindo y ordenado Maddy. Eso habla muy bien de ti.- Felicito la castaña, provocando el sonrojo de la menor.

- Maddy siempre ha sido muy ordenada, todo lo contrario a Clarke, ella es un divino caos. Pero mi hija es buena y tiene muchísimas virtudes.- Decía Abby mientras servía a Lexa un desayuno completo conformado por huevos estrellados, tocino, pan tostado con mantequilla y un delicioso café.

- Si, en el fondo!.- Dijo Maddy mientras mordía su tostada.

- En el fondo??.- Preguntaron al mismo tiempo las dos mujeres.

- En el fondo del mar!.- Dijo encogiéndose de hombros.

Y por primera vez la risa sincera y distendida de Lexa resonó en esa casa, la castaña estalló en una sonora carcajada. La verdad es que tenía que aceptar que estas dos Griffin le caían bien, le transmitían una vibra muy buena y si... aunque lo dudaran le estaba gustando muchísimo pasar tiempo con ellas.

- Por que las risas?.- Entraba Clarke a la cocina, abrochándose la falda y con su saco y maletín en las manos, no se había secado el pelo, por lo que iba como pollo remojado. Tomó un termo.. sirvió café derramando parte en el proceso, y tomó un pan llevándolo a la boca y dejándolo ahí mientras corría por la cocina.

- Le explicaba a Lexa que eres maravillosa, en el fondo pero lo eres!.- Volvió a asegurar la pequeña rubia. Ante la risa de Abby y esta vez solo una sonrisa de Lexa, quien trataba de ocultarla tras la taza de café.

- Umhu...- La rubia terminó de servir su café, se puso el saco con las solapas engarruñadas, se cruzó el maletín, tomó el termo y por fin quito el pan de su boca, dándole tremenda mordida en el proceso. Ante la mirada de desaprobación de Lexa.

- Deberías arreglar tu saco antes de llegar a los juzgados, las líneas de costura deben empatar con las de tu falda.- Dijo seriamente.

- Ok señorita perfección.- Dijo en tono burlón Clarke mientras rodaba los ojos y se despedía de beso de su madre y Maddy, gritando en el proceso.- Te veo en la oficina Jefe!.- A Marcus que venía entrando perfectamente vestido y listo para un día más de trabajo.

Crimen, Amor y LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora