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——— Te ves muy contenta, ¿es por tu cita con el chico? — habló el pequeño Kwami al ver cómo su portadora se peleaba con el armario, con las prendas, con el espejo y lo que se pondría para poder hablar.

——— Ciann, ya te dije que no es una cita, en todo caso es porque me estoy acostumbrando a salir de casa. Papá es un gran diseñador de modas, yo... yo debería vestirme a la altura. — sonrió achinando sus ojos.

Ambas féminas se rieron mientras ella seguía buscando y rebuscando entre sus cosas hasta que alguien tocó a la puerta una, dos, tres y cuatro veces sin recibir respuesta de la rubia, quién estaba inmersa en los mensajes que mandaba al Couffaine.

——— ____________, ¿Estás lista? — entró Nathalie y ella rápidamente se paró de golpe de su cama, escondiendo su ropa y celular detrás suyo.

La rubia estaba un poco molesta por no haber recibido la privacidad necesaria, en especial porque desde su punto de vista, la contraria había llegado simplrmente a usurpar el lugar de su madre. Ella, a diferencia de Adrien nunca se tomó bien la llegada de la azabache a la casa a pesar de todos los esfuerzos que hacía por acercarse a ella.

——— Toca la puerta, no entres solo así... — se cruzó de brazos.

——— Lo hice, cuatro veces... — vio el desastre de cosas que tenía en toda la habitación y decidió entrar a ayudarle a ordenar mejor las cosas.

La Agreste bufó pero a Nathalie no le importó, en su lugar simplemente siguió doblando la ropa y poniéndola sobre la cama de la de ojos azules.

Ella en un instante había terminado y se giró a la rubia, quien era tan distinta a su hermano, tan incontrolable, tan rebelde, tan ingobernable y testaruda como su madre... oh... cómo extrañaba a su mejor amiga...

——— Lamento haberte interrumpido, pero falta media hora para que tus primos vengan y aún no estás lista. No tienes que arreglarte tanto todavía, la fiesta es pasado mañana, así que igual si no encuentras nada en tu clóset podemos... — Nathalie se lo pensó dos veces. — podemos ir de compras juntas y ver qué se te apetece ponerte.

__________ frunció el ceño en desaprobación y confusión. Ella no quería pasar tiempo con Nathalie, no quería que ella creyera que podía quedarse con el lugar de su mamá solo porque sí así que simplemente negó firme.

——— No compraré ropa contigo, Nathalie. Pero, ¿qué haz dicho? ¿Cómo que mis primos? ¿Qué tienen que ver ellos con mi ropa?

Ella realmente se tensó a la idea de ver a Bridgett nuevamente ya que no había pasado el tiempo suficiente para que su enojo cediera un poco. Además, su relación con Félix no era precisamente buena que digamos, él siempre le ponía muros, la alejaba sin darle oportunidad de nada...

——— Entiendo... — admitía que se sintió mal ante el rechazo, pero podía entenderla — Bueno, sus primos vienen a pasar la semana en la mansión por su cumpleaños, porque su tía Amelie insistió que sus 14 años se celebren aquí para honrar la memoria de su hermana.

——— Tienes razón, lo había olvidado... — abrió el calendario de su teléfono y se dio cuenta que tenía anotado el compromiso de tocar una pieza musical para ellos. — tú... ¿crees que hay forma de que falte a recibirlos?

La mayor negó, pero sin duda sintió curiosidad por la pregunta de la contraria. Era claro que iba en contra de las cosas siempre, pero nunca cuando se trataba de su tía o de su primo... ella los amaba.

——— ¿Puedo preguntar por qué? — se acomodó las gafas.

——— Yo... — iba a responder grosera, seca o tajante, pero se dio cuenta que quería hablar de esto con alguien, una charla distinta a la que podía tener con Adrien. — hoy iba a salir con un chico... con.... Luka.

Ella se sorprendió e internamente se sintió emocionada; la clásica emoción de una madre cuando su hija se enamora por primera vez, y es que, a pesar de todo, para Nathalie ellos eran su familia, ellos eran sus niños, ella era su pequeña ave cantora.

No pudo evitar que una sonrisilla saliera de sus labios y la contraria se sonrojó inmediatamente.

——— No es lo que crees, tenía que contarle algo importantísimo y bueno... ya, que te importa. — comenzó a guardar las cosas es su clóset, resignada a que su padre no la dejaría ir, y menos ahora que se había escapado. Si bien Gabriel fue más permisivo desde ese día, no había que tentar la suerte.

——— Uhm... sabes una cosa, recuerdo que tu tía Amelie quería contratar un músico más para que te acompañara mientras tocabas el violín pasado mañana.

——— ¿Eh?

——— ¡Oh, cierto! Tu amigo es un músico, ¿no? Recuerdo que toca muy bien la guitarra acústica y el chelo... — le dedicó una sonrisa llena de complicidad a la menor, quien sonrió alegre y se acercó a abrazarla con una enorme emoción.

La rubia no pudo contenerce y de inmediato corrió hasta el estudio de su padre, en dónde tocó la puerta para pasar y pedir permiso de faltar en nombre de sus primos, todo por el bien de la fiesta, pero realmente no le fue tan bien como esperaba ya que terminó con una enorme reprimenda por parte de su padre, quien se enojó al ver cómo su hija entraba al estudio sin permiso.

Dios... casi le atrapaba.

______________ se fue molesta a su habitación de nuevo, decidiendo hacer una videollamada a su amigo con el afán de sentirse mucho mejor pero este parecía no poder atender la llamada.

> Hola, hola, ¿adivina quién no puede salir hoy?

Entregado.

> ¿Luka?

Entregado.

> Oye, si lees esto papá me regañó, no podré ir a lo que acordamos, pero me gustaría que vinieras a la fiesta de mis primos pasado mañana. Estás invitado... además... me gustaría que pudiéramos tocar algo juntos, ¿quieres?

Entregado.

La rubia simplemente soltó un suspiro al ver cómo los mensajes parecían no tener respuesta. Se preguntó si a lo mejor estaba ocupado, si iba de camino a su encuentro o si algo podía suceder hasta que de pronto se recordó que si bien _____________ no podía salir, Azure sí. Solo debía dejar una ilusión hasta que llegaran sus primos y luego debía regresar.

——— Ciann, las plumas. — la rubia se transformó y rápidamente ejecutó su plan para salir volando de la ventana entre los árboles hasta llegar al parque, precisamente a los techos de algunos edificios más cercanos.

Tal cuál ella lo había deducido, Luka estaba allí pero no se encontraba solo, ni mucho menos de una forma en la que a ella le gustara.

——— ¿Esa niña otra vez? — frunció su ceño, era la tal Marinela quien estaba sentada al lado de Luka y parecían reírse de algo.

¿Por qué la situación no le gustaba? ¿A caso tenía miedo de perderlo también?

——— Esto, esto fue una mala idea... — ella regresó a casa sintiendo su corazón un poco diferente, un tanto triste y melancólico.

Ella estaba siendo un mar de emocines jamás sentidas y eso la estaba asustando.

Su celular sonó repetidas veces dejando tres llamadas y luego se quedó en silencio hasta que un mensaje apareció en el inicio.

> Lamento no haber respondido y más aún no haber podido verte, en serio quería decirte algo hoy, ¿pero qué pasó? ¿Estás bien?

Visto.

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⏰ Última actualización: Mar 24 ⏰

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Invierno en tu corazón. - Luka CouffaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora