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La mansión Agreste estaba sombría, una penumbra la cubría así como una enorme oscuridad, una que iba acorde al pésimo humor que tenía Gabriel, quien al pasar de una semana al fin reunió el tiempo para enfrentarse a su hija por haber salido sin permiso.

— Explícame porqué saliste sin mi permiso, es más, ¿por qué fuiste a ese concierto y no te dignas en ir a las sesiones de fotos?

— Salí como siempre lo hice, porque quería hacerlo — comentó —, y la razón por la que lo hice fue mi hermano, él iba a dar un concierto, iba a hacer algo que amaba y nadie le apoyaba.

— Si tanto quieres salir entonces a partir de mañana te pondré actividades por hacer — se dio la vuelta listo para irse.

— No.

— ¿No? — Adrien quedó perplejo ante las palabras de su hermana. Su mirada iba desde su padre hasta su hermana y viceversa.

— Dije que no, no pienso hacer nada que no quiera y no quiero ser modelo, ni esgrimista, o traductora de idiomas, yo quiero hacer música, quiero ser escritora.

— Harás lo que diga, como Adrien.

— Nunca. Mamá siempre dijo que debía seguir a mi corazón, que ningúna elección era mala si era lo que en verdad quería y lo siento, pero lo que menos quiero es llevar una vida que no controlo — Gabriel se enfureció demasiado, no le gustaba no tener el control, menos que una de las razones por las que hacía todo esto no le agradeciera —, mamá nunca hubiera estado feliz con eso, ella...

— ¡Ella ya no está! ¡Tu madre murió, entiéndelo! ¡Ella no está, yo sí, así que harás lo que yo diga o no harás nada!

Los ojos de _______ se llenaron de lágrimas, igual que los de Adrien. El de ojos verdes quiso abrazar a su hermana pero esta corrió rápida, sin mirar atrás, ignorando la órden de su padre para detenerse.

Detrás de la mayor de los Agreste, una pequeña mariposa le seguía, una oscura, deseosa de alimentarse de sus emociones negativas, esas mismas que la habían hecho correr por las calles de París, sin rumbo, sin siquiera conocerlas completamente. De una u otra forma, ella fue a parar al puente sobre el lago, lugar en dónde ella cayó de rodillas para llorar.

_______ se sentía horrible, se sentía la peor hermana del mundo pues jamás se dio cuenta de la vida que su hermano llevaba, se reprochaba por haberle ignorado y apartado, se odiaba por creer que su padre era un héroe cuando no era más que un hombre sin tiempo para criar a sus hijos, para darles amor... casi parecía que solo servía para herirles...

El akuma iba a posarse sobre el collar de la rubia, estaba completamente listo hasta que una armoniosa voz se hizo presentre entre el viento de París, una voz conocida, una armoniosa que la traquilizó en el mismo instante que la escuchó. Sin duda Luka tenía un control  inimaginable sobre ella...

— ¿________, qué haces aquí, estás bien?

— Vete — se sintió aún peor al recriminarse lo bien que se sentía con el Couffaine cuando su hermano la pasaba mal.

Luka arrugó su ceño, no entendía lo que pasaba, pero estaba seguro que no era bueno, lo supo cuando el akuma comenzó a revolotear cerca de ella. Él no iba a permitir que algo le pasara, iba a protegerla, así que se acercó a ella y la abrazó, hundiéndola en su pecho, cubriéndola de la mariposa maligna.

Las emociones de _______ se calmaron al escuchar el latir de Luka, el cuál parecía una orquesta sinfónica compuesta por un talentoso compositor.

— Lu- Luka — tartamudeó por primera vez en su vida. Un sentimiento extraño hizo su corazón latir un poco más rápido de lo normal.

— Lo siento tanto, debo respetar tu espacio, pero no pienso dejar que ese akuma te dañe — la apretó más entre sus brazos, haciendo que ella temblara un poco ante tal sentimiento —, yo no quiero que nadie nunca te dañe, así que por favor, cálmate hasta que se vaya...

Invierno en tu corazón. - Luka CouffaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora