Capitulo 7

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Después de esa noche, todo se había vuelto un poco más... íntimo. Y extrañamente se sentía tan bien, correcto y familiar que los descolocaba a ambos por momentos.

Dos días pasaron luego de eso, y NuNew la segunda noche volvió a presentarse en la habitación del alfa haciendo la misma pregunta. La tercera, cuando NuNew iba para su propia habitación Zee lo tomó por la cintura desde atrás con suavidad y lo invitó a dormir con él.

Y ahora estaban allí, bajo las mismas frazadas compartiendo calor corporal. Luz tenue entraba desde el pasillo en un delgado haz de luz que no llegaba hasta donde estaban ellos.

Frente a frente estaban, mirándose. NuNew, a pesar de no ser tan bajo que el alfa, se sentía completamente pequeño ante las caricias que el mayor le daba. Zee lo estaba tocando con delicadeza el rostro, arrastrando las yemas de sus dedos por su suave piel, haciendo pequeños círculos mientras esté suspiraba bajito.

El ambiente era tranquilo, relajado. El dulce aroma de NuNew inundaba los sentidos de alfa, y le gustaba. Le gustaba tanto, que respiraba con fuerza para sentirlo por completo. Su piel picaba en cada inspiración, llenándose todo del omega.

NuNew acariciaba el brazo desnudo del alfa, mientras mojaba sus labios con su lengua.

—Eres el omega más hermoso de todos —susurró el alfa, apenas. Como en un secreto entre ambos. —NuNew, tu aroma es tan delicioso, irresistible.

NuNew agradeció que no hubiera luz, porque estaba colorado hasta más no poder.

—G-gracias Hia —murmuró, aceptando la caricia en su cuello. Ronroneó. —Y tú el alfa más bueno que conocí nunca, el mejor. Me agrada estar contigo, así —aseguró, con voz temblorosa.

Éstos días, durmiendo en los brazos fuertes del alfa, con su nariz enterrada en el pecho y amaneciendo abrazados e impregnado del aroma del otro les hizo darse cuenta a ambos que había algo más. Que no eran simples conocidos compartiendo un lugar y un espacio. Había algo más allí, latente y que ninguno se animaba a decir por miedo a la reacción del otro.

—¿En serio? —El pecho del alfa se hinchó de orgullo al oír eso del omega. De su omega, Zee estaba seguro de eso. —¿El mejor? —Preguntó, con ilusión. NuNew asintió, riendo apenas, avergonzado. —Nunca me has dicho eso antes Nu, y a mí también me gusta estar aquí contigo, así —confesó, recorriendo el hombro del chico hasta llegar a su mano y así entrelazar sus dedos. —Cerca tuyo.

—Sí —asintió, una sensación recorriendo su columna vertebral gracias a la suave voz del alfa. Suave, y determinada. —El mejor alfa. Nunca nadie me brindó tanto sin pedirme nada a cambio... nada de... de sexo —se encogió de hombros. —Todos los alfas en mi vida me han buscado por eso, no sé dar otra cosa, no tengo otra cosa que ofrecer —admitió, con la voz tomada.

—No, no, no digas eso dulce omega. Por favor —se acercó más al chico, cada que lo sentía triste su instinto le incitaba a estar más cerca, todo lo que podía. Temía que en un futuro cercano no pudiera estar alejado del hermoso pelinegro. —Estoy seguro que tienes mucho para dar, pequeño omega —NuNew también se acercó, estando a un palmo de distancia. Tembló de gusto con el tierno apodo.

—¿Eso crees? —Preguntó, con el corazón acelerado por la cercanía, el calor del alfa y su fuerte y conocido aroma.

—Por supuesto que sí —aseguró. —Yo siempre te respetaré, siempre. Y si hasta ahora no he intentado nada contigo, es porque te tengo respeto y quiero que te sientas cómodo alrededor mío, y no que creas que busco algo a cambio. Por eso trato de contenerme.

La respiración se le cortó al omega. La misma de Zee le acariciaba el rostro, con aroma a café y menta.

—¿Ehm... tú te... te contienes...? —Preguntó, un poco aturdido por la confesión del mayor. —Digo, si yo quisiera...

Burdel | ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora