—¿Natasit? —Preguntó, sobre el murmullo y el omega inmediatamente se dio vuelta.
Natasit, su amigo de noches largas y charlas interminables en el Burdel estaba ahí, justo frente suyo.
El nombrado giró. El omega estaba vestido con un traje gris al cuerpo, que dejaba ver su esbelta y marcada figura. Sus ojos avellanas lo buscaron enseguida.
Sus miradas se cruzaron, verde contra el marrón. La gente a su alrededor seguía moviéndose, bebiendo y hablando. Zee estaba pegado a su espalda, con los ojos puesto en su omega. Acechando, como un Halcón.
—¿Nu-NuNew? —Murmuró él chico, quieto en su lugar sin poder creer lo que estaba viendo. Parpadeó, y una sonrisa fue apareciendo en su rostro. —¡NuNew!
El ojiverde se acercó, con lágrimas en sus ojos. Natasit fue su amigo durante años, nadie... absolutamente nadie más sabía por lo que había pasado en aquel lugar, salvo el omega. Si estaba vivo, también era gracias a él.
—¡No puedo creer, Nat! ¿Qué haces aquí? —Susurró el chico, cuando se soltaron del abrazo en el que se habían fundido. El aroma conocido hizo vibrar a NuNew de alegría.
—NuNew, NuNew, NuNew —negaba el chico. —Pensé que... te perdiste... te fuiste. Creí que —se detuvo. Lo miró con ojos entrecerrados, y sus orbes fueron directo a la marca en el cuello del ojiverde, sin disimular. NuNew rió entre dientes. Natasit se tapó la boca con ambas manos. —No puedo creer ¡¿Quién fue el hijo de...?!
Zee miraba la escena desde un palmo por detrás de NuNew. Había notado la presencia del chico que era omega, pero eso tampoco lo mantenía tranquilo. Nadie haría daño a su omega ni a su cachorro.
—¡No, no! —Dijo rápidamente, entendiendo la conclusión a la que había llegado, haciendo señas con las manos. —Nadie me llevó, Nat. Ésta marca es porque yo quise, me emparejé por decisión mía, amigo.
Natasit, por un momento, había pensado que la desaparición de su amigo tenía que ver con que quizás algún alfa lo había marcado sin que nadie se diera cuenta y se lo hubiera llevado. Había pasado semanas preocupado, cuando absolutamente nadie sabía nada de él o no le querían decir, tampoco. Es cierto, había pensado lo peor varias veces, el omega estuvo muy, muy, preocupado por su pelinegro amigo.
—No puedo creer. Estás emparejado y ¡Oh! ¡NuNew, ya se te nota la pancita! —Chilló el chico y NuNew sonrió avergonzado. Colocó su mano sobre el vientre, y sintió a su lado como Zee entrelazaba sus dedos con los suyo. No había nada como el calor de su alfa estando cerca.
—Si, ya pasé las dieciocho semanas. Estoy enorme —hizo un puchero y Zee le besó la frente. —Nat, quiero presentarte a Zee. Él es mi alfa, y el amor de mi vida —dijo, colorado de pies a cabeza. Zee hincho el pecho de orgullo por lo dicho por su omega —Hia, amor. Él es Natasit, es mi amigo hace mucho tiempo —lo presentó.
Zee le tendió la mano y Natasit lo saludó con una sonrisa blanca en su rostro, y ojos que lo escaneaban de arriba a abajo. El alfa hizo lo mismo, lo inspeccionó unos segundos y luego asintió hacia NuNew.
—Bebé, pronto será el brindis y quiero que estés conmigo —susurró el alfa, bajo la atenta mirada de Natasit. —Hay que buscar a mis padres.
—¿Me podría retrasar un ratito, Hia? —Lloriqueó el omega. —Quiero hablar con mi amigo un poco, alfa —rogó, y Zee creía que era el ser más hermoso de todos.
—No necesitas mi permiso, Nu. Yo voy a estar saludado a unos amigos ¿Si? —contestó, besó la mejilla del chico. —Voy a estar por allí, cualquier cosa me avisas. Por favor, amor —suplicó. NuNew asintió, y vio cómo su alfa se perdía entre la gente hacia un semicírculo no muy lejano a ellos.
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Burdel | ZeeNuNew
Fiksi PenggemarZee Pruk es un alfa, fuerte y seguro, concurre una noche al burdel Petit Omega para culminar el día de su cumpleaños, casi obligado por su amigo de la vida, pero éste está seguro que es mala idea. Lo que no sabe, es que conocerá a un Omega de ojos v...