La melodía de "Feliz Cumpleaños" fue lo primero que escuché esta mañana. Sentí un peso sobre mí mientras alguien me despertaba bruscamente.
"¡Despierta, niña, o me quedaré con todos los regalos!" - comentó mi tía Clara.
Empecé a reír mientras intentaba sentarme en la cama. Mamá, la tía Clara y el tío Remus estaban en mi habitación. Mamá sostenía un cupcake en forma de corazón, decorado de manera hermosa, con una vela en él.
"Feliz cumpleaños, mi amor"- me felicitó mamá mientras me daba un beso en la frente - "Pide un deseo, anda".
Cerré los ojos por un momento. Siempre pido el mismo deseo, la libertad de papá. Soplé la velita con una sonrisa, mientras los adultos aplaudían y me abrazaban.
"Feliz cumpleaños, Pulguita" - me dijo el tío Remus, usando el apodo en honor a mi padre. No es mi favorito, pero él nunca dejará de llamarme así. De alguna manera, es para mantener viva la esencia de su gran amigo.
"Bueno, cariño, necesitamos que te vistas. Los abuelos te están esperando abajo" - anunció mi madre mientras peinaba mi cabello que estaba bastante desordenado.
Mientras salían de mi habitación, salí de la cama y me dirigí hacia mi vestidor. Antes de eso, me acerqué a la ventana para ver cómo estaba el clima hoy. No hacía frío y no había una nube en el cielo.
Un hermoso día.
Elegí un vestido de color violeta opaco y unas medias de nylon con estrellitas bordadas. Tomé las botitas que mi madre me regaló la Navidad pasada y una chaquetita de color crema. Luego, fui corriendo hacia mi baño para lavarme la cara y los dientes. Mi aliento de la mañana no es el mejor. Peiné mi cabello, gracias a los consejos de Clarita, puedo hacerme trenzas por mi cuenta. Opté por hacerme dos trenzas y las decoré con lazos blancos. Me puse un poco de mi fragancia favorita y bajé corriendo las escaleras para encontrarme con toda mi familia esperándome con el desayuno listo.
"Oh, pero si aquí tenemos a la cumpleañera" - dijo mi abuelo mientras se acercaba para abrazarme y besarme la cabeza.
"Feliz cumpleaños, pequeña" - dijo mi abuela mientras corría mi silla en la mesa para que pudiera sentarme - "Un año más grande y hermosa".
"Gracias, abuelos" - dije con una sonrisa mientras miraba todo lo que había en la mesa.
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Había pastelitos, galletas, sándwiches y todas mis cosas favoritas. La mesa estaba decorada con un mantel blanco con bordados florales, el mismo que siempre usamos en mi cumpleaños.
"A comer se ha dicho" - dije mientras desenvolvía la servilleta y la colocaba en mi regazo.
Desayunamos entre risas hasta que, desde la ventana principal, una lechuza dejó un montón de cartas en la mesa más cercana. Apenas lo noté, corrí hacia ellas. Hoy llegaría mi carta de Hogwarts. Internamente, le rezaba a Merlín para que estuviera ahí.
