¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi primer día de clases fue emocionante. A primera hora tuvimos encantamientos con la profesora McGonagall, quien también era jefa de nuestra casa. Compartimos clase con los Slytherin. La clase ya había comenzado y no había señal de Ron o Harry.
Seguro se perdieron.
Con Mione, como la llamaría desde ahora, y Titi, el apodo para mi otra amiga, llegamos temprano a clase porque no queríamos perdernos absolutamente nada. Después de veinte minutos, Ron y Harry finalmente llegaron y fueron advertidos por la profesora. Fue gracioso ver la cara de Ron al darse cuenta de que el gato era la profesora.
Al terminar esa clase, mi emoción aumentó, si eso era posible. Teníamos pociones. Prácticamente arrastré a mis amigas para asegurarnos de conseguir buenos lugares en el aula. Llegamos y el profesor todavía no había llegado.
La puerta se abrió repentinamente, asustando a la mayoría de nosotros, mientras nuestro profesor entraba ondeando su capa.
"No agitarán sus varitas como locos ni harán encantos tontos en clase" - comenzó diciendo desde su escritorio con total seriedad - "No espero que muchos aprecien la ciencia sutil ni el arte exacto de elaborar pociones" - nos miró severamente.
Pero yo sí lo apreciaba. No hay nada que me apasione más que las pociones. Bueno, verlas en acción puede que sí.
"De todos modos, a la minoría selecta que posea la predisposición, yo les puedo enseñar cómo hechizar la mente y atrapar los sentidos. Yo les puedo enseñar cómo embotellar la fama, elaborar la gloria y hasta detener la muerte"
Simplemente pociones. Emocionante y profundo. Por supuesto que quiero que nos enseñe todo eso y más.
De repente, las preguntas se dirigieron a Harry, quien estaba sentado al otro lado de Hermione y escribía lo que el profesor decía.
"Nuestra nueva celebridad, ¿qué obtendrías si agregas raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?" - le preguntó algo que, excepto si has leído o sabes sobre pociones, un alumno de primer año no sabría.
Pero yo sí lo sabía. Leo y practico pociones desde que aprendí a hacerlo. Si agregas raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo, obtendrías una combinación interesante y potencialmente peligrosa.
Hermione levantó la mano, sabiendo, al igual que yo, la respuesta. Aunque el profesor la ignoró y continuó bombardeando a Harry.
"¿No sabes? Muy bien, volvamos a intentarlo. ¿Dónde buscarías si te pidiera un bezoar?" - siguió con preguntas difíciles.
El bezoar suele encontrarse en el estómago de una cabra. Harry nuevamente no sabía la respuesta, pero Hermione sí.
"'Y, ¿cuál es la diferencia entre acónito y luparia?" - preguntó el profesor. La cara de los estudiantes mostraba asombro, ya que ninguno de ellos sabía de qué estaba hablando Snape, excepto Hermione, que parecía haber tenido la mano levantada todo el tiempo.
