Capítulo 10

147 19 5
                                    

—Estás muy pálida. No te preocupes, ya te traerán un poco de agua.— Dijo Itachi.

Sakura solo asintió lentamente ante lo que dijo Itachi. No dejaba de pensar en la cercanía que tuvo con Sasuke. La forma en que la tomó y se le acercó la puso muy nerviosa. Se sintió extraña. Solo había tenido ese tipo de acercamientos con su novio, aunque nunca habían sido acercamientos tan... íntimos. Sasori la abrazaba, la besaba y a veces la manoseaba, pero nunca la había pegado a su cuerpo de esa forma. Nunca nadie en la vida se había acercado a ella de tal manera. Razón por la cual se sonrojó tanto.

—Ahora. Con respecto a como terminaste en el territorio de Naruto.— Habló Itachi; sacando a Sakura de sus pensamientos.

La Haruno puso extrema atención a lo que diría Itachi. Finalmente sabría como llegó a ese lugar.

—Todo sucedió luego de que se detectara tu presencia. 

Flashback

Itachi se encontraba sentado en la mesa del consejo ojeando algunos pergaminos. Al ser el príncipe, él era la segunda mano del rey; por consecuente, era el jefe del consejo. Sasuke no conocía a ninguna otra persona a la cual otorgarle un título tan honorable en el reino; solo su hermano se lo merecía. Se creería que el consejo, al ser de un reino grande como lo es el vampírico, estaría compuesto por una docena de personas—por lo mínimo—. Pero, la verdad, en el consejo solo habían cuatro personas; cinco si se contara al rey. 

—Lord Itachi.

Por la puerta, un hombre alto—de dos metros con veinte centímetros— de cabello anaranjado entró a la sala; saludando con cortesía a la segunda persona más importante del reino.

—Oh, Juugo. ¿Sucede algo?

—Lord Itachi, el rey Sasuke ha ordenado una reunión del consejo de emergencia. 

—Oh, sí, creo que escuché algo de lo que dijo. Ya veo, entonces toma asiento, por favor.— Le brindó una cálida sonrisa mientras señalaba el asiento habitual de Juugo; el cual estaba a su izquierda.

El hombre solo se sentó para esperar la llegada del resto del consejo y el mismo rey. Pasados unos minutos, un hombre de cabellera blanca entró azotando las puertas finas de madera oscura. Sus ojos morados divisaron a su príncipe y a su compañero, por lo que una sonrisa con puntiagudos dientes apareció.

—Buenas tarde, mi príncipe, Juugo.— Hizo una reverencia mientras cruzaba su brazo derecho en su pecho.

—Buenas tardes, Suigetsu.— Saludó tranquilamente el azabache mientras continuaba ojeando los pergaminos.

—¿En dónde está la zorra de Karin?— Preguntó mientras se sentaba a la derecha de Itachi.

—Eso sonó muy irrespetuoso, Suigetsu.— Lo acusó Juugo.

—Pero es una zorra, ¿no? Solo estoy utilizando el género femenino del zorro.

El peliblanco amaba molestar a la Uzumaki. Desde el segundo 0,5 en el que le dijeron que ella era una licántropo zorro, por su mente pasaron diversas frases en las que podría burlarse de ella. No le agradaban los licántropos. Su familia fue asesinada por ellos. Su padre, madre y hermano mayor; los tres asesinados por una manada de leones. Una emboscada a plena luz del día y con dos niños de dos y 100 años nada más. Y aunque eso fue hace 2 milenios, todavía recordaba ese día; incluso si había sido solo un bebé. De no ser por la familia Uchiha, estaba seguro de que habría sido asesinado por los leones o muerto en la intemperie. 

—Eres incorregible.

—Lo sé.

Itachi solo dejó que la conversación entre ambos continuara. No le molestaba el que ambos hablaran mientras trabajaba en algo, más bien lo tranquilizaba. Él odiaba la soledad, por lo que escuchar las voces felices de ambos miembros del consejo lo relajaba y hacía que se concentrara; razón por la cual su oído siempre estaba agudo para poder sentir, por lo menos, la lejana voz del personal del castillo.

Sangre DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora